Siempre le decía que era un gato.
Porque le encantaba tener la atención. Igual a que a un gato.
Porque odiaba no ser el primero. Igual que a un gato.
Y por muchas razones mas que ella le dijo.
Pero la verdadera razón (y la que nunca le dijo) era una sola: Ella amaba a los gatos.