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Me ladran porque te amo. Se arrojan a mis zapatos como fanecas salvajes.
Aunque se rían de los Versos que te Escribo, Luisa Castro.
Amaba a Park Jimin, de verdad que lo hacía, no podía dejar de pensar en él. Jamás había amado a otra persona tanto como a él. Si para él algo era perfección sería Park Jimin. No había nadie como él.
Amaba a Park Jimin, lo salvo de muchas maneras posibles, él era lo único que necesitaba en su vida. Lo amaría por sobre todo, hasta la muerte.
¿Cómo ser tan perfecto llegó a su vida?
Pues en realidad es una hermosa historia.
Lo recuerda a la perfección.
Recuerda cuando llegó a la secundaria, no conocía a nadie. Tenía miedo, nunca había podido tener amigos hasta ese momento, no sabía cómo raramente convivía con personas y ahora debería afrontarse a adolescentes hormonales, lo peor que le pudo pasar.
Eran demasiado crueles, al menos no todos, claro que no, Park Jimin fue de lo mejor que me paso.
"Disculpa, ¿Tienes a alguien que te acompañe?" Fueron exactamente las palabras de Jimin aquel día.
"No." Fue muy cortante, no lo culpen, hasta ese momento lo único que habían hecho fue molestarle.
"Genial, yo tampoco. ¿Almorzamos juntos?" Recordaba ese momento, fue cuando un ángel llegó a salvarlo.
"Bien." Al principio se mostraba cortante, pensaba que solo estaba ahí para hacerle la vida imposible como todos.
No resultó así.
Desde que Jimin apareció en su vida todo fue perfecto, excepto una cosa.
El juzgar de la gente, una frase podía acabar con una persona y lo hizo, arrebatándole su felicidad.
"Son unos maricas."
"Que asco, dos hombres juntos, no es normal."
¿Acaso hay algo normal? Dios odiaba eso, claro las personas jamás van a entender que no hay algo normal, solo cosas a las que decidieron acostumbrarse y marcar como buenas. Estaba orgulloso de ser homosexual, no le importaba para nada amar. Pues no está mal amar.
Desearía no haber sido juzgados, desearía vivir en un mundo donde la gente no tuviera que juzgarlos un lugar donde ser aceptados.
No un lugar donde le arrebatarían lo que más ama.
Sonaría egoísta, pero aún lo quiere a su lado, él aún lo necesita.
Si decide marcharse, que la luna disponga su luz en nuestro beso y que las calles sepan también dejarnos solos.
Canción de brujería, Luis García Montero.
Ojalá hubieras dicho que esa noche sería el último beso que te daría, la última noche en podría verte.
Ahora aguardo mi muerte para poder encontrarte en mi otra vida, porque por más que quiera morir no puedo, te lo prometí aquel día.
"Sí ya no estoy, ¿Vivirías por mí?"
"¿Qué tipo de pregunta es esa?"
"Prométeme que lo harás."
"Lo prometo."
¿Qué tipo de tortura me haces pasar?
Dime que luego de mi muerte estaremos juntos, que volverás a decirme que me amas y que jamás te volverás a ir.
Te amo, Park Jimin, no sabes cuanta falta le haces a mi corazón.
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Es una historia muy corta, pero decidí intentar enfocarme en el sentimiento a transmitir.
