Parte Única.

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Advertencia: Situaciones sexuales, lenguaje explícito, diferencia de edad, travestismo.

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Las cosas para Lucas nunca eran sencillas.

Sus padres eran un par de ególatras negligentes, sus compañeros de clase lo humillaban y, la secundaria en general, era un asco total.

Desde el mariscal de campo Porky que parecía tener como pasatiempo predilecto el burlarse de él en cada momento hasta los mismos maestros que parecían disfrutar del acoso que estaba teniendo, todo parecía indicar que su vida era una total mierda.

Salvo por una sola persona.

La encargada de servir la comida.

Por supuesto que era extraño, es decir, ¿Qué clase de estudiante se sentía cómodo con el servicio de la escuela? Y más aún, ¿Con el de una señorita tan... Inusual?

Y no es que Lucas fuera alguien para juzgar, era solo que era... Rara.
No obstante, no por eso era menos hermosa.

Poseía un cuerpo digno de modelo, una sonrisa única y una mirada que lo mataba.
Cuando juntaba esa belleza con las actitudes tan adorables que tenía hacia él, bueno, era normal que en algún punto, terminara enamorándose de ella.

Lo que no esperaba, es que se revelara este secreto en plena hora del almuerzo.

Mientras comía tranquilamente el platillo servido por su -ahora- crush y la miraba trabajar atentamente, vio de reojo a Porky tomar su mochila y sacar un cuaderno.
Asustado, dejó de comer e intentó arrebatárselo.

— ¡Es mío, es personal, Porky!— Exclamó, siendo empujado por el cerdo.
— E-E-Es mío ahora, per-perdedor.

Abrió el objeto y soltó una carcajada, atrayendo la atención de las miradas.

— Mi-Mi-Miren lo que este idiota es-es-escribió.— Comentó entre carcajadas.— "Querida señorita Bunny, su mirada es hermosa a la vez que su sonrisa me emociona. Desearía ser el hombre que la lleve a la luna para perderme en su fortuna".

Tras recitar aquél -intento- de poema, la multitud comenzó a reír.
Daffy se tapó la cara y abrazó las piernas, sintiéndose apenado y, ciertamente, patético.

Siendo apenas audible, los pasos de la mujer encargada de repartir la comida.

— No es gracioso, jovencitos.— Dijo, arrebatándole el cuaderno al porcino encargado del escándalo.— Vayan a comer si no quieren que levante un reporte con el director.
— ¿Y-Y-Y qué hará usted? ¿So-So-Sobornarlo con albóndigas?

La risa continuó; la pequeña coneja se acercó al bully.

— No, pero mi padre es el Director.— Sonrió.— Así que si no quieres que remuevan tu puesto del equipo, mejor vuelve a las bancas a comer, cielo.

Intimidado, Porky maldijo por lo bajo y se dio una media vuelta, volviendo a su lugar.
Bunny sonrió, contenta.
El idiota lo había creído.

Dirigió su mirada al muchacho avergonzado y le pasó un papel, palmeando su espalda.

— Ánimo, dulzura.— Murmuró.— Las cosas se resolverán.

Ruborizado y aún dolido, vio por las líneas de sus dedos cómo la muchacha se iba, dejándolo con aquella nota;

"Véeme en esta dirección a las 11:00 PM. No faltes, lindo.
- Bunny."

Bajó la mirada.
Lo más probable es que se tratara de una reprimenda para no fijarse en los mayores y ser más precavido con los abusadores.

Innocence [Baffy]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora