me, myself & i ☽ kooktae

5.

—¿Estas saliendo con Jimin y también con él? —Taehyung le preguntó con amenaza a Seong, aunque era obvia la respuesta ya que fuera del centro comercial lo había visto como intercambiaba saliva con un tipo que no era precisamente Jimin.

—Taehyung... —Era claro que su nerviosismo lo delataba.

—Eres una basura —le dijo con asco— Jimin te quiere como no tienes una idea y tú le haces esto.

—Cállate, eres el menos indicado para hablar —Se armó de valor— Muchas cosas se dicen sobre ti —Taehyung se acercó peligrosamente, las ganas de arrancarle cabello por cabello eran inmensas— Muchos dicen que te vieron pasar por su cama —Él sabía muy bien que aquello era más que falso.

—Escucha y habla lo que quieras —Le señalo con su dedo índice— Pero si te acercas a Jimin va a ser para comentarle lo sucedido con ese idiota —El rubio movió su cabeza para indicar al tipo que intimidado esperaba a un lado— Si no yo mismo me encargo de ti. —Lo miró fijamente—Sabes que no estoy jugando.

Taehyung bufo al recordar a ese idiota, obviamente le contó a Jimin, y aunque su amigo al principio lo había negado (ya que estaba enamoradísimo) al final le creyó y fue con su ex para pedirle una explicación, el chico le contó la verdad y le pidió perdón.

Aquel día, Jimin quedó destrozado, Taehyung fue su pañuelo de lágrimas durante dos meses.

—Yo no soy el que está tirando nueve años de amistad a la basura —Aseguro mientras caminaba de regreso al baño.

Dejo caer su ropa en el piso de la ya húmeda habitación para poder entrar a la regadera, las gotas de agua se llevarán cualquier rastro de sudor y estrés de su cuerpo, estuvo dentro por un buen rato hasta que creyó que ya era hora de salir.

Rodeó su cuerpo con una toalla blanca para después anudar una en su cabello.

Abrió el closet, al mismo tiempo que bservaba hacia el reloj que se encontraba en la mesa de noche, eran las siete con diez aún tenía veinte minutos para llegar al partido.

—No necesito a Jimin, no necesito a nadie.

Regresó su mirada hacia el closet y saco la camiseta del equipo de la escuela, era de un color azul marino con un par de líneas blancas, la giro para ver el gran numero 17 'M. Kang'

—Creo que no podrá usarla más —Musitó en su interior al mismo tiempo que dejaba caer esta al piso.

Optó por ponerse un lindo top rosado, un pantalón negro y unos tenis vans del mismo color.

El maquillaje como siempre fue ligero, solo que agregó un poco más de delineador negro, rizo sus largas pestañas y se puso rímel, también aplicó algo de brillo labial, miro hacia el reloj, eran las siete veinticinco.

—¡Wow! —Lo había hecho en tiempo récord.

Tomo su bolso y bajo con ligeros brincos las escaleras, llego a la cocina y les aviso a las chicas que hacían limpieza en su casa que saldría, de todos modos, le dejaría un recado como siempre a su madre para avisarle que había salido, tomo las llaves de su auto y salió por la puerta principal, camino hacia afuera y se encontró con Jimin recargado en su auto, este miraba hacia el piso.

Taehyung ignoró su presencia y camino hacia su auto que se encontraba hacia el lado contrario.

—Lo siento —Escucho detrás mientras abría la puerta de su auto— No quise decir eso —El estómago de Taehyung se estrujo al escucharlo, Jimin era la persona que más apreciaba en el mundo, era la persona que lo hacía sentir querido, apreciado, único, y que él le hablara de ese modo le había herido enormemente.

—Pero lo hiciste —Volteo a verlo— Sabes lo importante que eres para mí y lo mucho que me duele que tú me dijeras algo así —No iba a derramar una sola lagrima.

—Enserio Tae, discúlpame, es que el en realidad me importa —Su mirada se lo confirmaba.

—Ya te lo dije, despreocúpate que en tu vida nunca más me meto —Subió al auto y cerró la puerta, fugazmente lo encendió y partió hacia el colegio.

No pudo evitar llorar en el camino.

Una vez que llego al estacionamiento del campo donde sería el partido se estacionó, antes de salir movió el retrovisor para poder verse, saco su maquillaje del bolso para desaparecer todo rastro de lágrimas, volvió a ponerse máscara en sus pestañas ya que el rímel se había corrido un poco, una vez listo bajo del auto.

Camino hacia la entrada, la fuerte música de la banda se escuchaba al igual que la mezcla de gritos, Taehyung entró al campo, estaba completamente lleno, seguro ya estaba por comenzar.

Divisó hacia las gradas para lograr encontrar algún lugar, hasta que vio que un montón de chicos le hacían señas y lo llamaban, eran los amigos de Jimin.

Sonrío y subió las escaleras para llegar hacia donde estaban ellos.

—Kim ¿y Jimin? —Le pregunto Taemin mientras se movían para hacerle un lugar.

—No lo sé.

—¿Iba a salir con el chico nuevo, ¿no? —Le dijo Beomgyu.

—Ah cierto.

—¡Hey! ¿y tu camiseta del equipo? —Pregunto un pelirosa tirando levemente del hombro de su sudadera.

—Yeonjun no fastidies —Le dijo Beomgyu, el rubio sonrío.

—Ya no la quiero, tal vez se la regale a Yong —Todos soltaron una carcajada.

El partido estaba por comenzar, los y las porristas lideradas por Yong iniciaron con sus cantos de apoyo y en cuestión de minutos todo el equipo salió corriendo a la cancha.

—¿Nuevo número? —pregunto con curiosidad— ¿Quién es el treinta y tres? —Desde hace tres meses no se había perdido ni un solo juego y no recordaba un número treinta y tres.

—Es Jeon, recién entro al equipo —Le informo Taemin.

—¿Jeon? —Pregunto confundido.

—Si, Jeon Jungkook —Confirmo— El tipo rudo ese.

—Ah.

—Dicen que es muy buen jugador, que puede desbancar a... Minho —Dijo Taemin algo inseguro de mencionar su nombre enfrente de Taehyung.

—Ojalá y lo logre —Taehyung dirigió su mirada hacia el campo donde se encontraban los jugadores tomando sus posiciones.

Todos permanecían en silencio ya que esperaban el inicio del partido cuando se escuchó un grito chillón: ¡Vamos Minho!

Taehyung soltó una carcajada y puso sus manos alrededor de su boca para formar un altavoz con esta y gritar lo más fuerte que pudo: ¡Sáquenlo!

Las fuertes carcajadas no se hicieron esperar, Taehyung solo volteo y fingió estar hablando con Yeonjun, ya que todos voltearon hacia ellos, mientras que los cuatro intentaban resistir las carcajadas.

Regreso su mirada hacia la cancha y logro ver la fulminante mirada de Minho, era más que obvio que se daría cuenta de quien había sido.

De todos modos, le daba lo mismo.