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Con tu típica sonrisa de niña y risa contagiosa, con tus rulos suaves y piel clara, supiste llevarse parte de mi corazón sin que me diera cuenta. 

Pensar que siempre estuvimos juntas, que estuvimos tan cerca, que pude tenerte para mí siempre que quisiera, más la vida suele ser tan cruel en algunas circunstancias. Ahora estás conmigo, sé que lo estás, pero no puedo abrazarte hasta quedarme y dejarte sin aliento. Reír a tu lado, llorar y secar tus lágrimas cuando todo salga mal... ¿Confuso no? Pero, cierto; esto tiene una breve explicación. 

Hace millones de años solo éramos un pequeño destello de luz, tú eras brillante y blanca, yo flamante y amarilla. En un universo dónde sólo éramos una pequeña partícula que brillaba suavemente en medio de otras luces igual de minúsculas que nosotras. Vivíamos en el mismo lugar, una especie de constelación no formada a la cuál solo le faltaba estallar para crearse. 

Yo era pequeña, una diminuta luz que sólo vivía entre juegos y complicaciones sin sentido. Tú tal vez, solo tal vez porqué nada podría asegurarlo, igual. Pasamos metidas en nuestro insignificante mundo dónde nunca pudimos vernos, aunque pudiésemos habernos pasado por un lado una y otra vez, jamás lo hicimos. 

Realmente no sé cómo no lo note, ciertamente es algo que jamás entenderé. Estoy segura, muy segura de que tu luz es tan única que debía notarla, claro que debí hacerlo, pero el destino a veces es sumamente despiadado y no nos deja comprender las razones por la cuales hace las cosas. 

Después solo tuve que irme, me obligaron a volar lejos de ese tranquilo lugar dónde vivíamos. Dejándote sin saberlo, llevándome las esperanzas de tenerte cerca de mí. Luego simplemente todo explotó, colocándolos en un lugar exacto, nada conveniente para nosotras. 

Soy el Sol, salgo y alumbró el día, dando un suave abrazo de calidez sobre la piel. Y tú la Luna, llenas de brillo la noche, otorgas calma y tranquilidad con tu fresca brisa al dormir. Las demás luces solo se convirtieron en estrellas alrededor de nosotras, confirmando que sólo tu existencia y la mía es la que necesitamos para subsistir. 

—¡Luna! —grité con todas mis fuerzas— Mi hermosa y resplandeciente, ¿cómo te va en tu turno de ser lucero? 

—Aburrido —respondiste con voz suave y apagada. 

—¿Estás bien? —pregunte algo preocupada, nunca me gustó escuchar ese tono. 

—No es nada —suspiraste.

—Te conozco bien —negué— Sabes que puedes decirme lo que sea. 

—La verdad, estoy algo cansada —dijiste con voz quebrada— No quiero seguir. 

Sentí una opresión desesperante en mi pecho, solo quería que estuvieras bien. 

—Pronto podrás descansar —hablé rápido— Saldré y podrás estar tranquila. 

—No me refería a eso —susurraste, pero fue lo suficientemente audible para mí.

Lamentablemente entendí a lo que te referías, haciendo que mi corazón se estrujara, ya que yo me sentía igual. 

—Creeme que te entiendo —dije con voz apagada y di una pausa, quería pensar que decir para poder calmar esa incertidumbre en tu ser. Más no encontré nada. 

Vi como bajabas de a poco y supe que era mi turno, estamos tan lejos, pero a la vez tan cerca. Te vi sonreír pesadamente en mi dirección e hice lo mismo, era el único momento en el día donde podíamos vernos. Pero noté algo extraño, el ángulo dónde estábamos era diferente, no quise prestarle tanta atención, más lo tendría en cuenta. Al estar en mi lugar, cumplí con mi deber mientras hablaba cada tanto contigo. 

Pasaron varios días y seguí intentando distraer tu mente para que estuvieras más tranquila, mientras notaba como nuestra rotación seguía variando. Luego de eso anoté diariamente esa pequeña diferencia en nuestro eje y llegué a una conclusión. 

—Luna —dije con voz nerviosa. 

—¿Sí, Sol? —respondiste de inmediato— Ya pronto cambiaremos de lugar, ¿pasa algo? 

—Es que me he dado cuenta de algo —mencioné, más no estaba segura si era conveniente decirlo aún. 

—Te escucho rara —escuché preocupación en tu voz— No me asustes. 

—No tienes que preocuparte —rei nerviosa— Es algo bueno. 

—¿Algo bueno? —suspiraste con pesadez— Nunca nos pasa nada bueno, Sol. 

—Ya lo sé —bufé— Pero esta vez es diferente, he llegado a una conclusión. 

—Tengo cierta curiosidad —hablaste y escuché un poco de entusiasmo tu voz— Ya dime. 

Saqué mis apuntes y leí en voz alta cada detalle, escuchaba con atención cada una de tus reacciones era algo realmente tierno. 

—¡No lo había notado! —soltaste un chillido lleno de felicidad, lo cual me hizo sonreír. 

—Aún no sé a qué se debe ese fenómeno —dije mientras intentaba descifrar el suceso. 

—Parece que al fin el universo será bueno con nosotras —mencionaste con emoción. 

—Eso parece —sonreí.

Día tras día siguieron pasando con tranquilidad, ambas estábamos emocionadas. Era algo nuevo, algo extraordinario, algo único, muy especial y esperado.

Cuando al fin llegó el día sentí que mi corazón se saldría de mi pecho a causa de la emoción.

—¿Estas lista? —pregunté con nerviosismo— Esperemos que nuestros cálculos no sean erróneos. 

—Lista —aseguraste— Y confiemos en que no. 

Empezamos a hacer nuestro típico recorrido, pero no sé cómo ni cuando te vi y me fui acercando cada vez más a tí. Sonreí e hiciste lo mismo, escuche el susurrar lleno de asombró de las estrellas, meteoritos y algunos planetas. 

Estuvimos cerca, tan cerca que pude tocar una de tus manos y me llevaste hacía tí. Nos abrazamos y una fuerte luz resplandeció, dejando a todos boquiabiertos. Era algo hermoso, el encuentro más esperado. Un suceso único que marcaría la historia y dejaría ver lo resplandeciente que éramos al estar juntas. 

—Luna... —fue lo único que pude decir entre lágrimas de felicidad, mientras me aferraba fuertemente a tí.

—Sol... —respondiste de igual manera, sin querer soltarme tan siquiera un poco.

Y así fue como creamos el primer eclipse, dejando que el amor de dos almas gemelas se extendiera a dónde estamos y lo que somos ahora.

Fin

Dedicado a 4XxShootingStarxX9

Feliz cumpleaños, mi vida ¡TE AMO CON TODO MI CORAZÓN! 💙

Eclipse - OSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora