La humanidad se ve amenazada por una raza alienígena que proviene de las profundidades del pacifico.
Y para enfrentar a esos monstruos, ellos tuvieron que construir sus propios monstruos... Empezaron a ganar, y poco a poco le daban a la humanidad un...
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La vida de aquellos habitantes del planeta no podía ser más tranquila, caminan, corren, tropiezan, se levantan, y una vez más, vuelven a seguir a delante.
En toda la historia, siempre han existido choques, dificultades, conflictos y guerras, e independientemente de que raza o en que planeta sea, siempre van a existir esas palabras en el lenguaje universal.
Un mundo que ha existido con la evolución de manera buena y mala de su especie inteligente, causando guerras y muerte, pero también creando bienes y ventajas.
Se dice que para avanzar y crear, necesitas primero retroceder y destruir algo, para que así, algo nuevo pudiera surgir, y sin embargo, y de alguna manera, aquella raza retrocedió más de lo que podía avanzar...
Así que la única solución que hubo para dejar de retroceder, fue la existencia de una invasión de monstruos gigantes donde las repercusiones harían entrar en razón a la especie... Quien diría que tendría que ser así para que ellos recapacitaran tan siquiera un poco...
Pero, por otro lado, tenemos una raza de un mundo lejano, diferente y especial en muchos sentidos, donde a través de su historia, se tuvieron que librar distintos conflictos de menores escalas antes de poder llegar a una "paz" duradera.
Los seres sintientes de aquel cuerpo planetario no era solo uno, sino que, eran distintas especies capaces de pensar, razonar y crear una sociedad con sus iguales.
La única diferencia, hasta cierto punto de los habitantes de aquel planeta y el otro, era la magnitud de conflictos que estaban escritos en sus historias.
Pero no todo dura para siempre, ya que la "paz" de aquel mundo se vio interrumpida por la invasión de un ser descomunal, que solamente anunciaba el caos y la muerte total sacada desde lo más profundo del mal.
Muchas de las especies sintientes fueron borradas, arrasadas, casi llevándolas a la extinción de su raza, por el simple hecho de que un demonio surgió de lo profundo de los mares, trayendo la muerte misma.
En ese momento, no existieron distinciones, no existieron fronteras, no existieron diferencias de razas, solamente, seres vivos que se ayudaban entre sí para sobrevivir, o al menos la mayoría...
Todo sucedió de la nada, la destrucción y la muerte se esparcieron como una enfermedad apenas descubierta, y ni siquiera los guerreros más fuertes de cada raza pudieron hacer algo al respecto... O al menos aquellos que quisieron hacer algo...
Un demonio, una criatura, una bestia de lo profundo marino que solo llego para extinguir todo y a todos, y no había alguien quien pudiera detenerlo.
¿Cómo se había llegado a eso? ¿Qué había hecho el mundo como para que un demonio los juzgara? O era acaso que, ¿simplemente era el destino en que ocurría el juicio final de algún ser superior?
¡NO! Eso no podía ser, tenía que ser otra cosa, y la esperanza de que toda aquella masacre terminara, era en tener una solución, por más pequeña que fuera, la esperanza de que se resolviera, llego...
