diabla

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Gracias amor por todo lo que haces por mí. Mi hermana ..   me preocupa que no avances tus cosas…

-          No te preocupes… estaba avanzando cosas de la maestría, pero en la semana con paciencia lo hago…

-          Si, por eso quédate tranquilo… ya hablé con Serena, ella sabe hacer las cosas de la casa, cocinar, lavar, etc., le dije que se dedique a eso en las mañanas y te deje hacer tus cosas… solo me preocupa algo…

-          ¿Qué cosa?... pregunte un poco nervioso, no vaya ser que haya caído en cuenta de lo peligroso que era dejar a su hermana conmigo.

-          Es que… bueno eso de que vaya al mercado todos los días, no es práctico, fácil se pierde o que se yo que le pueda pasar en calle... con tanto loco suelto…

-          Cierto… respondí aliviado, aunque la calle no era el problema, era que quisiera estar encerrada conmigo ansiosa porque la siga desflorando.

-          Quizás seria bueno que salgan a comprar para la semana al supermercado… yo le hago la lista de cosas a comprar a Serena y tú le ayudas…

-          Ah, claro… no hay problema…

Unas horas después, Serena se alisto, se puso un vestido suelto, nada llamativo o provocativo, quizás para seguir dejando la imagen de niña buena ante su hermana y evitar sospechas. La lleve a un supermercado cerca de mi trabajo, ella ya conocía donde estaba mi trabajo anterior y quería ver donde trabajaba ahora… ojalá no se le ocurra visitarme algún día de sorpresa, pensé.

Yo trabajaba en una zona un poco alejada, que tenía un supermercado pequeño, pero bien abastecido. El problema es que tenia una cochera reducida que generalmente paraba llena, lo que me hizo descubrir que, en la parte posterior, había una zona de descarga de mercancías, que era solitario y algo oscuro, solía dejar la camioneta ahí cuando no encontraba lugar.

Serena al salir se sorprendió de ver que la calle no era tan oscura como se veía desde el auto, le explique que así era con las lunas polarizadas del auto. En realidad, muchos oscurecían las lunas para evitar robos, en mi caso fue por eso y porque a veces al ir a la playa, Rei se quería cambiar en el auto sin que la vieran desde afuera.

Hicimos las compras entre juegos y bromas, nada de llamar la atención con gestos de pareja, nada de besos o caricias, era evidente que le llevaba varios años… si supieran que en realidad no era yo quien la acosaba , sino que era al revés… en fin…

Nos tocó una cajera nueva, joven y simpática, que me sonreía de oreja a oreja al ver como Sere me mostraba cariño y se jugaba conmigo…

-          Debiste ser adolescente cuando la tuviste… me dijo coquetamente, revisando si traía algún anillo en el dedo.

-          Ah… no… no es mi hija… es mi… mi sobrina… dije disimulando, no quería darle a entender que era mi cuñada, mas aun de la forma en que me miraba.

-          Claro… ya me parecía raro… dijo sonriendo más coqueta aún.

Luego, en el recibo, la cajera me escribió su teléfono, y me hizo una seña como para que la llame, mientras Serena la miraba celosa. En el camino a la camioneta Laurita me pregunto…

-          ¿Por qué le dijiste que soy tu sobrina?…

-          Bueno, para no llamar la atención… le dije.

-          Uhmmm… solo eso… ¿qué pensaría mi hermana?… dijo la joven chantajista.

-          Nada… no significo nada… quizás ni la vuelva a ver… dije, respuesta que no convenció a mi cuñadita.

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