Ella no quería creer los rumores.
Ella sabía que Ryomen Sukuna no era así.
El amor de su vida de ninguna manera podía ser gay.
Adaptación del one shot con el mismo titulo de @Liddell_483
Los personajes de Jujutsu Kaisen no me pertenecen, son propie...
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Por todo el instituto se había empezado a regar el rumor de que Ryomen Sukuna, el chico más cotizado de toda la escuela, era gay. Sí, gay. También estoy demasiado sorprendida, y es que, ¡el amor de mi vida no puede ser gay!
Mi nombre es Uraume, tengo 17 años, mis notas son altas, soy demasiado reservada y me encontraba escondida debajo de las gradas del domo de la escuela, observando a Sukuna y a Megumi, los mejores jugadores del equipo de básquetbol jugando un "uno contra uno". Tenía mi libro de física 2 a la mano por si alguien llegaba y me preguntaba qué demonios hacía aquí abajo. La excusa perfecta era que necesitaba privacidad para estudiar... ¿no? Aunque veía esa posibilidad demasiado lejana, ya que no había nadie más en la escuela, de eso estaba casi segura. Tanto las clases cómo el último entrenamiento del equipo, terminaron hace ya una hora, pero ellos y yo seguimos aquí.
Era mi tercer día espiando al famoso Ryomen Sukuna, y esta vez era diferente a las demás. Días anteriores el entrenamiento terminaba y todos los chicos del equipo se marchaban a la vez.
Me siento tan malditamente acosadora.
Megumi tenía el balón, intentaba penetrar la buena defensa de Sukuna, y aunque el más experimentado era Megumi, Sukuna le quitó el balón en un dos por tres anotando una canasta perfecta desde la línea de tres puntos. Me era imposible no emocionarme al ver tremendas escenas, y es que ambos estaban tan buenos, que hacían que me faltara el aire. Lo que daría por limpiar con mi lengua el sudor que de seguro les estaría escurriendo por el trabajo abdomen, sus clavículas, el cuello...
—Tres puntos más, y la victoria será mía. —habló sonriente el de ojos rojizos, mientras Megumi lo miraba desafiantemente divertido.
—Cállate de una vez y dame a checar esa bola.
Esta vez, Megumi defendía, se acercaba a Sukuna tratando de quitar el balón, pero el más alto era demasiado escurridizo y ágil a pesar de su estatura, y querer anotar de nuevo unos tres puntos perfectos, la mano de Megumi se interpuso entre su tiro perfecto y la canasta. Un asombroso tapón. Sentí el impulso de gritar un fuerte "Oooh~", pero no lo hice, aunque esas cosas se deben restregar en la cara de quien lo recibe.
Sukuna miró indignado a su menor, el otro chico tan sólo mantenía esa sonrisa burlona, dando a relucir sus bonitos y perfectos dientes.
—¿Es en serio? —preguntó Sukuna mientras se acercaba lentamente al menor.
—Nunca fallas los triples, si no lo hacía terminaba el juego. No quiero que termine.
—¿Porqué no quieres que termine, Gummie? —se acercaba más y el azabache terminó chocando en una de las paredes laterales de la espaciosa cancha, siendo acorralado finalmente por los perfectos y torneados brazos de su mayor.
—Nunca tenemos mucho tiempo a solas, me gusta estar a solas contigo. — ¿Era mi jodida imaginación o estaban coqueteándose mutuamente?
—¿Y crees que tapándome una perfecta entrada de tres puntos a la canasta, el momento se volverá más ameno? —Sukuna se estaba acercando demasiado al rostro de Megumi. Casi me salgo de mi escondite para tener una mejor visión de la escena.
