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Exhausto, así se sentía al llegar a su hogar, si a eso se le podía llamar hogar. Sólo quería llegar directo a su cama para poder descansar, había sido un día lleno de emociones difíciles. La reunión que tuvo con ese posible inversionista salió como estaba planeado, luego fue directo a donde habían acordado reunirse con sus amigos. Estar con ellos fue el respiro que necesitaba, pero se terminó cuando le hicieron esa pregunta. Ya tenía una respuesta, se las dijo, más no se sentía preparado para afrontar a su esposo.

Cuando estuvo listo para dormir, encendió su celular recibiendo varios mensajes de Jimin y algunas llamadas perdidas, vio la hora, era tarde, pero escuchó un mensaje de voz de su asistente comunicando que su amigo había preguntado por él y que se veía algo alterado, así que nada más al terminar, aún con un poco de duda, el audio marcó el contacto. Al primer tono la llamada había sido contestada.

¡Tae! —susurró.

— Jimin, lo siento, es tarde y creo que te desperté —ambos murmuraban como si de un secreto se tratara.

No, no podía dormir, estaba preocupado.

— ¿Sucedió algo?, ¿estás bien?, ¿YoonGi? —preguntó sin detenerse, levantándose de golpe por la preocupación.

Nosotros estamos bien, estoy así por... algo que sucedió en la oficina —TaeHyung se removió incómodo entre sus sábanas.

— ¿Qué pasó?, me fui toda la tarde y nadie me avisó —le fue extraño que nadie se comunicara con él, de ser una emergencia lo habrían buscado por cualquier medio.

Creo que estoy confundiendo todo, sí, pasó algo, pero es más... ¿personal? —Jimin no sabía cómo

— Minie, no estoy entendiendo.

Antes de que te diga, ¿puedes decirme la verdad? —preguntó con un nudo en el estómago, él estaba consciente que todos le hacían la misma pregunta — quiero que seas honesto.

— Bueno... —escalofrío lo recorrió— ¿por qué te preguntas eso?

Tae, yo sólo quiero saber... ¿ya tomaste una decisión sobre tú y él? —por un segundo dejó de respirar. Estaba decidido, pero eso no lo hacía menos doloroso. Y tomando un respiro profundo, contestó.

— Sí, Jimin —con un vacío en el pecho que dolía siguió— le pediré el divorcio —levantó la mirada hacia el techo pues sus ojos se cristalizaron rompiendo aún más su corazón.

Tae —Jimin cerró sus ojos al confirmar su sospecha. Sintió la necesidad de abrazarlo. Ni siquiera podía imaginar el esfuerzo y el desgaste emocional que debía de sentir mientras resolvía su dilema.

— Es lo correcto —habló con una voz entrecortada, estrujando su cobija con una mano— es lo que debí hacer hace mucho, pero no me atreví.

Necesitabas tu tiempo, nadie va a juzgarte por eso.

— Se terminó, Chim —sollozó desolado, inclinándose al frente intentando que el dolor se mitigara— todo terminó.

Tae, yo... ¿Qué hago para que dejes de sufrir? —Dos lágrimas recorrieron las mejillas de un Jimin desesperado y afligido.

— ¿Por qué duele tanto aún sabiendo todo lo que hizo? —su garganta se desgarraba con cada palabra— quiero que pare, Jimin, duele tanto —.

Esa noche, dos almas sufrían una pena. Uno en silencio. El otro ahogando gritos con sollozos y lamentos. Quien sufría en silenció, veló por su amigo hasta cuando cayó dormido. Una noche difícil, pero no se comparaba con los días que vendrían.


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— Jimin —lo llamó al encontrarlo en la recepción— ¿podemos hablar? —

— Sí, ven —lo tomó de la mano y caminaron hacia la oficina del abogado. Agradece eso porque el nerviosismo de pronunciar aquello no lo abandona. Con su mano libre y buscando ocultar el temblor de esta, abre la puerta. Ambos se adentran sin notar que la han dejado entreabierta. TaeHyung se detiene de golpe y no deja que Jimin se aleje, ninguno toma asiento. No se creen capaces de hacer algo más— ¿Tae? —

— Quiero... — carraspeó rogando que el nudo su garganta lo dejara hablar— quiero que tramites mi divorcio —tragó seco al ver tan claro el dolor y la tristeza en esos ojos que alguna vez brillaron como las estrellas de una constelación— necesito que tú seas mi abogado —y con duda agregó— ¿lo harás?

— Sí, Tae, lo haremos —lo atrajo hacia él en un abrazo que transmitía un apoyo incondicional.

¿Te perdí, Tae?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora