Todo cambia en cuestión de minutos, en cuestión de segundos.
En especial si ella estuvo, esta o estará en tu vida...
Ten cuidado, la bestia ha despertado y no habrá manera de dormir la. Ni siquiera con la muerte
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Para el detective Jouns, era normal encontrarse con casos de homicidio, cada uno con diferentes formas y maneras, y resolverlos era la mejor parte para él, pues para eso estudio y trabajo. Pero nunca imagino encontrarse en su vida con algo así, un caso que le cambio la vida, y no solo la de él.
Todo comienza en una tarde de verano, el detective se encontraba tomando una taza de café mientras revisaba un papeleo, sobre un juicio. La tranquilidad reinaba ese día en la comisaria principal del pequeño pueblo de Oiba, varios en el lugar pensaban que sería un día sin problemas, hasta que fueron las 17:00 hrs de aquel verano tan inolvidable.
La puerta se abrió bruscamente, de allí entro un señor no mayor de 50 años, totalmente agitado, su cuerpo bañado en sudor, se le notaba cansado y aterrado. Rápidamente algunos policías se alertaron, sabían que algo no estaba para nada bien.
Guiaron al mayor de edad a una silla y le llevaron un poco de agua para que se calmara un poco, una de las personas que se encontraban allí empezó a charlar con él, tratando de que se calmase por unos minutos, el color de su rostro volvió a su originalidad, ya no se miraba tan alterado, aunque sus manos temblaban, su respiración se iba calmando poco a poco.
El detective Jouns se acercó al hombre con una pequeña libreta en mano, donde se podía ver unas hojas ya gastadas y la pasta de esta de tonos verde y un azul claro, se sentó al pie del policía que aún estaba tratando de tranquilizar por completo al hombre, saco del bolsillo de su pantalón un bolígrafo de color azul oscuro de tinta negra, y el interrogatorio empezó...
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Después de unos minutos, que para mucho podrían haber sido cortos, para el detective en esos momentos fueron eternos, ya le había formulado varias preguntas al hombre de las cuales eran los más fáciles de responder, pero este solo abría la boca y luego quedaba en blanco, totalmente callado con la mirada perdida en sus manos. A este punto el detective estaba perdiendo la paciencia.
— Señor, necesito que me ayude para ayudarlo, empecemos de nuevo — suelta con un tono cansado el castaño — ¿Cuál es su nombre?
— José, José Martínez — hablo por fin el hombre de edad, con la voz entre cortada y en medio de suspiros que lo hacían pausar después de terminar una palabra
— Bien, me presento soy el detective Jouns, necesito que me coopere y me cuente con detalle que fue lo que sucedió — tomo una breve pausa, tratando de decir las cosas más calmadas posibles para no volver a alterar al señor enfrente suyo — ¿Por qué llego en ese estado a la comisaria?
Pero de nuevo, no obtuvo respuesta. Sintiéndose derrotado opto por preguntas que podría simplemente responder con un corto si o no.
— ¿Lo han robado?
— No.
— ¿Está usted amenazado?
— No.
— ¿Fue testigo de asesinato?
Sus ojos se nublaron y de sus mejillas empezaron a caer lagrimas que estaban cargadas de dolor y angustia
— Ya veo, ese es el caso. Dígame Don José ¿Conoce a la persona asesinada?
— Era mi esposa
— ¿En dónde sucedió?
— En mi casa
— ¿Vio el rostro del asesino?
— No — tomo una grande bocanada de aire y hablo con la voz un poco más clara — Estaba regresando a casa, cuando encontré la puerta de la casa abierta y no había señas de mi esposa afuera, también desde adentro se escuchaba mucho silencio, rápidamente me acerqué a la cocina, que era el lugar donde ella había estado cuando me fui
— Continúe, por favor
— Cuando la encontré e- e-ella — volvió a romper en llanto — ella estaba tirada en el piso co-con un gran charco de sa - sangre
— Detective — interrumpe uno de los oficiales que se encontraba observando todo con detenimiento, en especial las reacciones del anciano — el señor Martínez se encuentra muy afectado, lo mejor será ir a la escena del crimen
— Si, ¿Cuál es la dirección de su casa?
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