Capítulo Uno.

329 16 9
                                    

El chico de piel blanca miraba por la rendija del sótano la nieve cayendo a las afueras de la gran casa, cuando de pronto la puerta se abrió, volteo a ver quien era y no vio más que el semblante molesto de Slenderman. - ¿¡Cómo se te ocurre hacer esa estupidez!? ¡¿Tienes idea de que le pudo haber pasado?! -Habló con molestia en la voz.

-Haber... Escucha... No sé si te has percatado, pero esa maldita estúpida se lo merecía, ¡solo mira! ¡Es una estúpida, plana y sin gracia! -Expresó con asco en su voz mientras se acercaba sin temor a Slenderman.

-¡Maldita sea! ¡Ya madura por Zalgo!-habló el mayor harto de la actitud del contrario.

-¡Deja de mandarme! ¡Ya cállate! -grito enojado, mirándolo con odio.

De pronto su cara se fue hacia un lado y sintió caliente su mejilla derecha, le había dado una cachetada y eso únicamente lo enfureció más haciendo que se la devolviera sin pensarlo dos veces.-En todo nuestro tiempo como pareja... Jamás... Me habías golpeado... Y mucho menos tienes permiso de hacerlo ahora... ¡¿Me escuchas?! ¡Pareja o no, no tienes ningún puto derecho para golpearme, maldito, infeliz! Si vuelves a tocarme aunque sea un pelo... ¡Juro por mi vida que te mataré con mis propias manos!

-No lo haré... ¡No lo haré porque quiero que te largues ya mismo de aquí! ¡Te he aguantado como mi pareja, como un amigo y como un desconocido, pero siempre eres un niñito malcriado y consentido que nada más quiere A-T-E-N-C-I-O-N!-Grito al menor, hiriéndolo.

-¿Cómo? -pregunto mientras lo miraba a los ojos. -repítelo... -Expresó con enojo puro.-¡Repítelo! -Fue interrumpido cuando el mayor le dio otra cachetada.

-Recoge tus cosas y lárgate.-El tipo alto se fue y el pelinegro lo miro fulminante para tomar una mochila y empezar a meter sus cosas, eran pocas, pero al terminar se puso la mochila y se dispuso a salir del sótano dejando la puerta abierta. Empujando a cualquiera de su paso, salió de la casa sin rumbo, era pleno invierno, había frío y su desgastada chamarra blanca no lo soportaría.






























-Esto es una mierda... - se quejó el hombre de gabardina marrón oscura, mientras que suspiró. - ¿Y ahora qué hago, imbécil? El prostíbulo en el que suelo frecuentar está cerrado porque es invierno... - suspiró hondamente el humanoide de piel totalmente blanca, mirando con bastante desagrado como la nieve caía con más intensidad.

Sinceramente, era más que obvio que su estación favorita nunca fue el invierno, ¿El porqué? Fácil de responder. El invierno, una época dónde el frío se siente, da igual cuál abrigado estés porque tendrás frío, cosa que provocaba que las chicas están sumamente tapadas con abrigos y aún más ropas cuándo salen a la calle, por lo que, eso evita ver a chicas sexis. Lo peor no es eso, lo peor era que dónde hace frío la gente no va ¿Qué chica sale a la calle cuándo hace un clima congelador? Exacto, ninguna. Justamente por eso el verano era su estación favorita, chicas de todos estilos, todas en hermosos bañadores y biquinis que resaltan sus delgados y perfectos cuerpos.

Una voz algo aguda y alegre proveniente de la otra línea de la llamada lo sacó de su pequeño y perfecto sueño de chicas sexis.

-¿Tío? ¿Sigues ahí? - se escuchó nuevamente esa voz.

-Si aquí estoy, Splendor. ¿Qué decías? - preguntó mientras que miraba con curiosidad a un árbol grande enfrente de su mansión y al inicio de su bosque, había un bulto a sus pies, de seguro que Slenderman mandó a alguien de los suyos para que no toqué a esa hermosa dama de cabellos negros llamada Jane The Killer.

𝕋𝕠𝕕𝕠 𝕖𝕞𝕡𝕖𝕫ó 𝕡𝕠𝕣 𝕧𝕖𝕟𝕘𝕒𝕟𝕫𝕒. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora