-Hasta que las flores se marchiten-

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Luffy entró a su habitación, estaba exhausto. Cayó sobre su cama con pesadez, su único deseo era dormir, dormir todo el día. Sentía como si 100 elefantes le hubieran pasado encima y hubieran bailado payaso de rodeo sobre el. A veces deseaba haberse ido con su hermano Ace, quizá hubiese sido más sencillo.

Abrió sus ojos lentamente encontrándose con aquellas flores tejidas que yacían al lado de sus peluches. Se levantó con lentitud para acercarse a ellas, recuerda que poseían un hermoso olor. Sin más, empezó a recordar cómo fue que las consiguió.

Luffy se acababa de levantar, sus hermanos habían ido a despertarlo (según ellos, ya que se lanzaron sobre el joven de 12 años aplastandolo). Sus dos hermanos mayores eran su mundo entero.

Al bajar vió a su hermano mayor Sabo, el cuál le dió una brillante sonrisa mientras servía el almuerzo. En medio había un gran pastel con forma de barco pirata. Luffy amaba a los piratas.

Ace bajó con un gran regalo y una sonrisa gigante en su rostro— ¡Feliz cumpleaños a ti! ¡Feliz cumpleaños a ti! ¡Feliz cumpleaños querido Lu-lu! ¡Feliz cumpleaños a ti!

—¡¡Wuu!! —completó Sabo.

—¡¡Chicos!! —Luffy abrazó rápidamente a sus dos hermanos mientras reían plácidamente.

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Ace había llevado a Luffy al cuarto del menor, le había dicho que le tenía otro regalo. Luffy era fácil de complacer así que había muchas opciones de regalos. Con el simple hecho de que fuera de alguien querido bastaba para que el moreno lo amara con toda su alma.

Ace se acercó a su ropero, de donde sacó un ramo de flores, sin embargo estas eran particularmente distintas. Se veían muy "quietas"—Estas son flores tejidas. ¿Sabes por qué decidí darte este regalo?— Luffy pensó por un momento antes de negar— Claro, bueno... Quiero que sepas —Ace acercó su frente a la de Luffy— que no importa que tan lejos esté de ti o de tu vida... —Luffy no entendía el porque sentía un nudo en su garganta, ¿Qué pasaba?— Mi amor por ti durará hasta que las flores se marchiten... —Ace besó suavemente la frente de su hermano menor— Así que perdoname por todo el dolor que te he causado o que te causaré a futuro, realmente lo siento.

Luffy empezó a llorar ante aquello, ¿Por qué sentía que era una despedida? Dolía, no sabía porque pero dolía mucho.

Ahora lo entendía... Sí que era una despedida, una muy dolorosa. Al día siguiente encontraron a Ace en su cuarto. Ace se había suicidado.