¡Quiero un bebe! - Sahyo

único

Sus embestidas eran fuertes, rudas, sus pechos rebotaban al compas de cada estocada, sus frentes sudorosas, y gemidos, casi inaudibles de la menor era lo que se escuchaba en dicha habitación.

La pelinegra empleaba una fuerza increíble en ellas, entraba y salía de la cavidad de la castaña, y Sana, bueno ella sentía que estaba en el mismísimo cielo cuando el miembro de su esposa llegaba a tocar su punto dulce de una manera placentera. Las corrientes eléctricas recorrieron su espalda y se sintió desmayar cuando llego a su tercer orgasmo.

Pero...¿Cómo llegaron a esa situación?

Una hora antes 

Jihyo llegaba a su casa después de un largo y agotador día de trabajo, le dolía la cabeza a mil, su estomago crujía por el hambre y el mal humor que llevaba era tenaz. Después de bajar de su auto, y estacionarlo dentro del garaje de su hogar entro por la puerta de este mismo y llego a la cocina, el olor a lasaña alboroto sus sentidos y sintió su boca babear.

Ahí estaba, su adorable esposa tarareando una canción mientras terminaba la cena.

Dejo su maletín sobre la mesa, desamarro su corbata y se acerco a ella para darle un abrazo y un casto beso en los labios.

-Mi amor!- se sorprendió la menor - Llegaste mas temprano- se lavo las manos en el fregadero y correspondió al abrazo.

-¿Porque te sorprendes? ¿Esperabas a alguien mas? -quito los brazos de la menor de su cuello y la miro esperando una respuesta.

-Dios claro que no, no seas ridícula. Solo que sueles llegar cuando yo ya estoy dormida y es una sorpresa que llegues tan temprano.

La coreana rodo los ojos y planto un beso en la frente de la menor.

-Tratare de llegar mas temprano de ahora en adelante.

- Espero que no sea un hecho - le sonrió con dulzura - Ahora ve a lavarte las mano, te serviré de comer, y ah- -se volteo para mirarla otra vez- Tenemos que hablar. 

Jihyo quedo confundida. ¿Qué hice ahora?

                                                                                    ...

-Gracias mi amor, la cena estuvo deliciosa- Agradeció Jihyo 

-Verdad que si- sonrió la menor 

-Y bien...¿De que quieres hablar?- soltó de la nada la mayor y Sana solo se removió incomoda en su silla 

- Creo que ya es momento de tocar el tema otra vez - la miro para posteriormente tomar las manos de su esposa entre las suyas y decir; - ¡Quiero tener un bebe! - y Jihyo sintió todo venirse abajo y palideció ante la idea repentina (no tan repentina) de una cría.

-No. Ya sabes que mi respuesta siempre va hacer no. - la mayor se levanto de la mesa dispuesta a irse pero Sana no planeaba terminar la conversación tan pronto - ¿Porque? ¿Por qué no quieres tener un bebe conmigo? No soy lo suficientemente atractiva para tener un hijo tuyo... - susurro lo ultimo para sentir lagrimas adornar su rostro. Jihyo no supo como ni cuando pero ya estaba abrazando a la menor mientras plantaba besos en su cabeza y trataba de calmar su llanto. - Me encantaría tener un bebe contigo mi amor, no digas eso - se agacho a la altura de la japonesa, tomo su rostro, entre sus manos y la obligo a mirarla a los ojos - Eres hermosa, la mujer mas hermosa del mundo y yo soy afortunada de tenerte como mi esposa, pero no estoy preparada para la maternidad, no sabría como hacerlo, esta mi trabajo y muchas otras cosas, no sabría como hacerlo todo a la vez, no quiero perderte por eso. 

-Yo tampoco sabría como ser una buena madre, pero estamos las dos, podemos aprender juntas- sonrió con delicadeza mientras sollozaba. Jihyo se enderezo y pareció pensarlo por un momento, Sana es la mujer de su vida, había complacido todos sus caprichos durante todos los años que han estado juntas, pero este, era uno que traería varias pruebas y sacrificios por hacer, como el no poder estar con su esposa por nueve meses, mas la dieta, mas el tiempo que tendrían que invertir en la crianza y cuidados del bebe.