1.

1.1K 154 74
                                    

—¿Escuchaste? —preguntó una sirvienta mientras acomodaba la mesa.

—escuché—susurró la otra—ni siquiera puedo creerlo, el rey teniendo un hijo bastardo.

—es increíble que vaya a tener los mismos privilegios que sus demás hermanos, es una desgracia para ellos, pero sobre todo para la princesa, escuché que el bastardo es un omega, igual que ella.

—oh, dios mío, pobre princesa, ella era la única omega de la familia—lamentó la sirvienta, asustándose cuando le vio. —maestra...

—las dos pueden recoger sus pertenecías y marcharse, este bastardo es el único privilegio que les dará, si mencionan una palabra fuera del palacio, no solo rebanare sus cuellos. —dijo su maestra Seulgi.

Doyoung sostuvo su mano con fuerza, temblando como el niño pequeño que era, tan solo tenía seis años y había sido arrebatado de las manos de su madre por un montón de guardias de la realeza, lo habían traído a la casa principal del rey hace menos de un día, de noche y cubierto entre los guardias, era un sucio secreto del cual todos murmuraban en la casa, pero que tenía ser bien resguardado por los sirvientes.

—maestra...—susurró el omega, apretando la mano de la mujer que sería su mentora y protectora por el resto de sus días en el palacio—¿por qué debo vivir aquí? Todos... todos me miran con esos ojos...

—Doyoung, eres un omega de alta cuna, eres hijo del rey, todos van a mirarte con diferentes tipos de miradas, algunos van a admirar tu posición, otros tu belleza, habrá miradas de amor, pero habrá muchas más miradas de desaprobación y de rechazo, envidia y odio, es parte de la vida, sobre todo de la vida de un príncipe—su maestra su puso de cuclillas y le sonrió, acomodando su cabello ligeramente largo—eres especial, Doyoung, te llevaré a conocer a tu padre y a tus hermanos, este será tu nuevo hogar.

Su madre biológica fue asesinada justo cuando los guardias lo sacaron del prostíbulo en el cual vivía con otros betas, él era el único omega, era de una especie rara y su madre siempre le había dicho que algún día alguien importante vendría a buscarlos, Doyoung lloró asustado cuando escuchó sus gritos y no la vio subirse al carruaje con él.

En el camino hacia el palacio, un alfa lo acunó contra su pecho, intentando calmar sus lagrimas y al llegar, la maestra Seulgi lo tomó en sus brazos y le dio un profundo baño, haciéndole todo tipo de preguntas que le fueron difíciles de responder, pero que fueron suficiente para ella.

En un salón amplio y cálido, lleno de objetos llamativos y brillantes, Doyoung lo primero que vio fue a tres niños jugar en la alfombra, sus manitos temblaron y se asustó cuando la maestra Seulgi se puso de rodillas, inclinándose—mi rey, hemos rescatado a su hijo sano y salvo. —dijo.

Doyoung tragó saliva y pestañeo repetidas veces, jugando con sus dedos, se preguntó si tendría que inclinarse como ella, pero era demasiado pequeño como para comprender su posición en la sociedad, asi que solo miró fijamente al rey, esperando que él pudiera decirle qué hacer, el alfa en el trono sonrió—mi hijo, puedo notarlo desde aquí, un príncipe no se inclina, está claro—dijo con gracia, haciendo reír a sus demás hijos, pero sacando una mala mirada de la emperatriz.

La emperatriz era la mujer que más miedo le daba, era una mujer atemorizante y aunque lo intentara, nunca seria aprobado por ella.

Si ahora da una mirada hacia el pasado, en ocasiones no puede evitar sentirse avergonzado por haberlo intentado tanto, ya que, aunque rompiera sus yemas intentando tocar hermosas melodías para ella en el arpa, todavía sería siendo inútil, porque el problema no eran sus habilidades, era simplemente que ella no lo amaba.

Y si ella continuara con vida, entonces lo odiaría más de lo que lo odia.

Eso pensó Doyoung, ya que después de ver a su padre, al siguiente que vio fue a su hermano mayor, Johnny.

Beloved DoTenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora