Justo al lado del ventilador en el techo, había asegurado los clavos necesarios para que pudieran sostener su peso a través de una cuerda con final en curva.
Una suicida, en eso se había convertido ahora, recuerdos de cuando era pequeña la invadieron, cuando solía jugar con sus muñecas mientras madre y su padre discutían en la sala, cuando aún tenía la ignorancia de ser niña, cuando aún era al menos un poquito feliz.
Lena no era excepcional, especial o buena si quiera, nunca había resaltado en nada, naturalmente había sido hecha para fallar en todo lo que quería.
Y no vamos a mentir con tontas excusas de cuentos de hadas, donde la protagonista tiene una voluntad inquebrantable y nunca se cansa de tener mala suerte, ésta era la vida real, donde las personas se cansan, se aburren, se irritan y se frustran.
Todo tiene un fin en esta vida, sólo que Lena estaba estaba adelantando el suyo.
A paso tembloroso y lento, se subió a la silla que le daría el alcance a la soga, miró por un momento a través de esta y lloró, lloró porque creció sola, vivió sola e iba a morir sola, sola y desolada en un departamento horrible y pequeño, con un vacío en el pecho que nadie pudo ni quiso llenar.
Colocó la cinta en su cuello y pateó la silla que la sostenía hacia atrás.
El seco sonido de la cuerda siento estirada repentinamente resonó por todo el lugar.
El dolor en su cuello era insoportable, la presión ni siquiera la había dejado gritar o si quiera chillar, sin otro método de respuesta ante el increíble ardor sus ojos se abrieron como platos.
La respiración pronto comenzó a escasearle, tanto que tuvo que jadear en busca de aire, llevó sus manos alrededor de la cuerda por puro instinto y no porque se hubiera arrepentido, ya era muy tarde para eso.
Podía sentir como la sangre acumulada en la cabeza empezaba a calentar su rostro, su labio inferior y su barbilla ardían como una mierda, sentía como sus ojos amenazaban con salirse de sus cuencas, la presión en su cabeza era demasiada y dolía, dolía mucho.
Deseó malditamente haberse quedado en esa página de Google un poco más, tal vez así podría haber encontrado un método menos doloroso.
Pudo sentir como su rostro se hinchaba y pudo jurar que escuchó un pequeño "crack" venir de su garganta, mas cuando sintió el sabor metálico de su propia sangre y se sintió débil pensó que moriría con la tráquea rota, de repente sus oídos se volvieron tenues, sólo alcanzaba a escuchar su casi nula respiración.
El cansancio que tanto había anhelado, el sueño que la acogió como una vieja amiga la relajaron, el dolor era ahora casi imperceptible, sintió como sus hombros se relajaban cerró los ojos y ya no sintió nada, nada nunca más.
Lena Ha muerto - 1
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Lena Ha Muerto
Short Story¿Cómo se siente morir? ⚠️Este libro es explícito y toca temas delicados, se recomienda discresión⚠️