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Era invierto, uno que se presenta al llegar su época y con ello da al paso de la nieve, el aire frío y también las ventas para Navidad y año nuevo.

Cada casa albergaba felicidad y también calidez y eso era bueno en estas épocas, y eso lo tenía claro un peli negro de grandes ojos ámbar que se encontraba en su hogar mientras tarareaba un villancico de Navidad.

Estaba muy emocionado debido a que ahora mismo estaba decorando el árbol de Navidad. Otra vez, iba a pasar la Navidad con su única familia:Amane. El hermano mayor de este era quien le acompañaba en estas ocasiones pese a ya tener una novia.

Le daba gusto que hiciera un espacio para él cada que puede, ya que este también trabaja, así que entendía, después de todo ya tenían veintitrés años por lo que habían madurado

En caso del de colmillos a filados aún no había encontrado a su compañero de vida. Sigue sin estar interesado en alguien y eso lo muestran las múltiples citas a ciegas que ha tenido, ya sea con hombres o mujeres no lograban impresionarlo para nada, quizá era asexual.

Este mismo se encogió de hombros por haber pensado en tal cosa que a su ver no tiene algún sentido.

«¿Por qué Amane tarda?»

Ese fue otro de sus pensamientos que acabaron por surgir a su mente. Habían acordado a cierta hora verse más no había llegado, y había algo a saber de este, que era muy puntual a comparación de su hermano menor que siempre llegaba tarde a los eventos.

Regresando a ese menor, este ya se había levantado dejando el árbol a medias ya que los adornos quedaron sobre el piso de madera de este mismo.

— Voy a llamarlo, quizá... Esa Daikon se está arreglando porque quiso venir —

Suspiro y así tomó el celular marcandole a su contrarío esperando así a que le contestara la llamada que le estaba dando en estos momentos.

Una, dos, tres, cuatro, cinco, esas fueron las veces en la que sonó el celular hasta que al fin la contestadora decía que dejara su mensaje a raíz de la voz para el receptor.

Este al confundirse por no ser atendida la llamada volvió a marcar en espera que su pariente contestara. Por suerte, pronto ocurrió por lo que se sintió más aliviado debido a que ya se había afligido.

— Amane, ¿Ya vienen en camino? Se supone que tendrías que haber llegado hace media hora... —

Esto estaba siendo acertado, pero claro, al momento de que Yugi se quedó decorando las ramas del pino se había perdido unos momentos por lo que hasta ahora se había percatado de la ausencia ajena.

— No podré ir contigo este año Tsukasa. Hay una tormenta aquí y no hay probabilidad de que podamos ir sin que nos quedemos varados en ella —

Aunque quisiera llegar con su gemelo no era posible para nada, de no haber esto hubiese llegado con facilidad pero, no podría moverse con algo así.

Se confundió un poco al no escuchar nada al otro lado de la línea por lo que se preocupo un poco.

— ¿Tsukasa? ¿Estás bien? —

No hubo respuesta alguna. El silencio se propagaba y el único que hablaba era el otro. La de cabellera crema a su lado estaba callada dejando que su novio conversara con este mismo, según sabe de Amane, este es muy sensible a todo o en su mayoría cuando se trata con su familia.

Al nombrado sin parar en la línea no hizo más que dar una respuesta.

—... Feliz Navidad, Amane —

Al fin corto la llamada y sin más dejo el celular. De a poco la calidez de su hogar iba desapareciendo dejando que el frío que se colaba por las ventanas la sintiera su piel blanca.

ᴄᴏᴀᴛ [ɴᴀᴛsᴜᴋᴀsᴀ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora