gatita de biblioteca

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—Jennie hija, no olvides llevar tu almuerzo. Yo estoy saliendo para el trabajo ahora y papá volverá hoy en la noche.

Una delgada chica castaña bajaba las escaleras asintiendo las palabras de su madre. Se había quedado dormida más minutos de lo que planeaba. Aún frotaba sus ojos con un poco de sueño, pero cuando casi resbala con el último escalón la despertó más.

—Te dejé la lonchera en la mesa, el de tu hermana también.

Su madre la abrazó de costado dándole un beso en la sien, luego a su hija más pequeña. Así sin más, se fue cerrando la puerta tras de sí.

—Jeennn... apura en cambiarte, pareces un espantapájaros —le decía su hermana Ella.

Jennie gruñó y busco en el refrigerador para prepararse un sándwich y servirse yogur para un desayuno rápido. Al terminarlo, dejó su plato en el lavavajillas y subió a su habitación para asearse rápidamente.

La chica de dieciséis años bajó nuevamente quince minutos después. Su hermana volteó y se dio una palma en la frente.

—Hermana, realmente pareces un espantapájaros.

Su descripción no era muy alejada a cómo se veía Jennie en esos momentos. El pantalón deportivo oscuro no era ceñido a su cuerpo y el suéter mucho menos.

—Cállate. No voy a modelar, iré a estudiar. No me importa, estoy cómoda.

—Cómo digas. ¿Me dejas en el camino? Hwan dijo que me esperaría en la entrada para irnos juntos al salón —daba pequeños aplausos de la emoción.

—Increíble, mi hermanita de 10 años tiene novio antes que yo —la castaña rodó los ojos—. Trae las loncheras, nos vamos ahora.

La escuela primaria de Ella no estaba muy lejos de casa, caminaban juntas unas 7 cuadras y luego Jennie seguía un par de cuadras más para llegar al paradero por el bus que la llevaría a su preparatoria. Esa mañana dejó a Ella en la entrada y se despidieron con la mano, Jennie hacía señas de besos molestándola con el niño y su hermana respondía sin hablar formando con los labios la palabra "envidiosa" y sacándole la lengua. Jennie reía por lo bajo.

Giró con los pies para continuar su camino mientras observaba los cerezos adornar los árboles en las calles. Apenas era una semana que el año escolar había iniciado y quedaba cada vez menos tiempo para quedarse y aguantar el día a día de su escuela. Le gustaba estudiar, mas no le gustaba tener que ir a estudiar sobre todo porque era muy doloroso para ella seguir adelante con el bullying del que en ocasiones era víctima. Le dijo a su madre que quería estudiar en casa, pero era una opción muy cara para ellos.

Jennie es una chica tímida, la mejor estudiante de su escuela, considerada nerd y antisocial, casi no tiene contacto con los demás porque la consideran rara y que habla raro. Lo cierto es que Jennie es un cerebrito muy hábil, lee muy rápido y además sabe multiplicar mentalmente en segundos solo hasta dos cifras por ahora, no lo desarrolla más porque cree que es un dato que no le importaría a nadie. Usa gafas algo grandes, viste holgado con colores apagados para no llamar la atención así qué también la molestan con comentarios hirientes de que es fea y plana. Pero su alma es muy noble y su persona bien educada.

Mientras caminaba jugando con las flores que caían sobre ella, se fijó que al otro lado de la acera iba una chica más alta con unos pasos más de ventaja. Achinó la vista y aunque no la veía de frente se dio cuenta que llevaba el pin de su escuela en la mochila. Hizo una mueca de disgusto.

—Voy a tener que atrasarme un poco más —Jennie no quería llegar al mismo tiempo a la parada porque tenía miedo que fuera alguien de la escuela que la molestara o le quitara su almuerzo.

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⏰ Última actualización: Oct 25, 2023 ⏰

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