Capítulo único

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Iván hace mucho tiempo que está enamorado del presidente de la clase: Rodrigo carrera.

Era un chico tan inteligente, amable, divertido y bonito. Está casi seguro de que toda la clase sabe sobre su enamoramiento por él, menos Rodrigo, e incluso los maestros siempre los ponen juntos en los trabajos en equipo, lo único que están esperando todos, es el momento en que esos dos sean pareja de una vez por todas.

— ¿Una carta? ¿debería hacerlo? —Preguntó Iván ante la sugerencia que le dieron sus amigos.

— Claro boludo, mirá. A las personas introvertidas y poco sociables como vos, no se les da las palabras, así que la mejor forma de decirle a Rodrigo lo que sentís por él, es mediante una carta. Es una gran idea. —Dijo Tomás orgulloso.

— Llevás desde el primer día de clases enamorado de Rodrigo, nada mejor que una carta, además es un chico sencillo, le va a gustar. —Le animó Nicolás.

—¿Seguros de que funcionará? —Ambos asintieron —Está bien, esta noche lo haré.

No sería tan difícil, cuando se trata de Rodrigo, es todo un experto en ver aspectos hermosos en él.

Por ejemplo: sus ojeras que adornan sus lindos ojos verdes, sus labios rositas y esponjosos, su carácter tan animado y amable, que le guste ayudar a los demás sin esperar nada a cambio.

Podría pasar todo el día diciendo lo que le gusta de Rodrigo.

Al día siguiente llegó a la escuela totalmente nervioso, las piernas le temblaban, las manos le sudaban y la voz le temblaba mucho. Tenía un pequeño sobre en manos, había pasado toda la noche haciendo la carta para Rodrigo, estaba seguro de que había arrancado casi todas las hojas de su libreta de biología, porque nada de lo que escribía le gustaba; primero era el color de la tinta, luego su letra, e incluso la misma hoja. Hasta que por fin le quedó tal y como quería.

Llegó al salón de clases aún nervioso, pudo observar a Rodrigo sentado en el lugar de siempre, la fila a un lado del escritorio del profesor en el primer banco.

Iván caminó hasta quedar enfrente de la banca y Rodrigo levantó la vista de su cuaderno para verlo y después le sonrió como siempre hacía.

— Hola, Iván ¿qué se te ofrecé? —Preguntó amablemente.

— Tomá. —E Iván extendió su brazo, con el pequeño sobre en su mano.

— Léela cuando llegués a tu casa.

— ¿Qué es? —Preguntó curioso Rodrigo.

— Sólo léela cuando llegués a tu casa. —Y después fue a su lugar que se encontraba en la última fila en el último banco, porque ahí podía platicar más a gusto con sus amigos y comer sin que nadie los viera.

— Me está temblando todo de la emoción. —Dice Tomás cuando llega Iván.

— ¿Creen que si le guste? —Preguntó un tanto inseguro Iván.

— Quiero imaginar que si. —Dijo Nicolás cuando vio a Rodrigo guardar la carta en su mochila con una sonrisa dibujada en su rostro.

Unos minutos después llegó el profesor y empezó la clase. Iván no pudo concentrarse en nada, pero para su suerte, Nicolás había llevado algo de comida que había preparado su mamá, así que podía comer un poco para lograr calmar sus nervios.

Y por eso amaba sentarse hasta el fondo del salón.

[...]

El otro día llegó, se sentía aún más nervioso que antes, hoy Rodrigo le entregaría la respuesta a la pregunta que había puesto al final de la carta.

Esta vez no se pasó por el lugar de Rodrigo al llegar al salón, fue directo a su lugar y tan solo minutos después llegó rodrigo con una pequeña sonrisa.

— Hola Iván, tomá. —Le entregó la carta que había recibido y se fue caminando de regreso a su banca sin decir nada más.

Iván abrió el sobre con nerviosismo y sacó la hoja de papel del sobre, lo extendió y lo primero que pudo ver fueron palabras encerradas, flechas y pequeñas anotaciones con tinta roja decorando casi toda la hoja. De repente comenzó a leer y mientras lo hacía se daba cuenta de que tenía ¡errores ortográficos! mierda, nunca había tenido ningún error ortográfico, parecía que un niño pequeño había escrito la carta.

Seguía leyendo hasta el final aún con la vergüenza recorriéndolo y llegó a la pregunta de abajo.

"¿Puedo ser tu novio?"

Y vió la respuesta.

"Está bien, pero corregí todo eso."

E Iván saltó de su asiento con felicidad, pegando un grito, fue hasta donde se encontraba Rodrigo y este lo vió con las con las mejillas sonrojadas y una gran sonrisa. Iván lo abrazó apretándolo fuertemente.

— Gracias, gracias, gracias. Te juro que no volveré a cometer más errores ortográficos.

— Más te vale. —Respondió Rodrigo con un tono amenazante falso.

Un poco de tiempo después, Iván volvió a escribir la carta correctamente, la leyó casi 10 veces para asegurarse de que lo había hecho bien y volvió a entregársela a su ahora novio.

Esta vez, sin errores ortográficos.

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𝐄𝐑𝐑𝐎𝐑𝐄𝐒 𝐎𝐑𝐓𝐎𝐆𝐑𝐀𝐅𝐈𝐂𝐎𝐒 ──carreraxspreenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora