Pedro y su irrealidad

CAPÍTULO I

Así que él iba  por la calle Pire Année, Pedro iba muy seguro caminando, con su playera blanca y su pantalón negro.

El clima estaba de miedo, había neblina que no dejaba ver mas de 5 metros, era muy de mañana y Pedro se sentía muy bien.

De pronto se topa con un señor. Él venía de frente.
El señor tenía un aspecto reservado, llevaba un traje color negro brillante y su maletero de color café en su mano izquierda; llevaba su celular en la mano derecha, alzó su teléfono al torso y se tomó una selfie, sonriendo y poniendo sus dedos cruzados en la foto.

Bajó su mirada hacia el celular y dijo.
—hmm, esta no me gusta, (desliza el dedo) esta tampoco, (desliza el dedo), ni esta (por tercera vez desliza el dedo), por fin, (pone su mano en el pecho y exhala) por fin podré subir algo a mi Instagram.

Pedro se pone a pensar mucho en esa frase, él nunca ha entrado a Instagram.

—Buenos días —saluda Pedro con voz fuerte, dirigiéndose a el de maleta café.

El señor se detiene por un momento, mueve su boca queriendo decir algo, pero cuando ve a Pedro, primero lo examina de pies a cabeza y habla enojado.

—¿Porqué le hablas a un extraño? ¿Quién te crees que eres? ¿Acaso me estás acosando?
—No, no señor —responde enseguida Pedro y habla— solamente estoy deseándole los buenos días.

El de Maletero Café se queda mirando a Pedro fijamente pero, de pronto le suena una notificación, abre su teléfono rápidamente buscándolo por todos los orificios de su traje, cuando por fin lo encuentra, se emociona y grita.

—¡Sí, superé el millón de seguidores! —sus pupilas se dilatan y lo grita tan fuerte que Pedro se asusta—.

Pedro lo ve con susto, le tapa la boca —sin importar como vaya a reaccionar— y le dice rápidamente a él oído.

—Señor, no grité por aquí, la gente es muy delicada en cuanto a el ruido por las mañanas, todos por aquí tienen trabajos y recientemente se dijo que si alguien hacía mucho ruido, lo meterían a prisión.

El de maletero café, le quita la mano bruscamente y después grita mas fuerte.

—¡Sí, por fin, después de años de fotos sin sentido.

Pedro corre rápido y lo observa desde un arbusto, en la neblina se empieza a ver una señora que se empieza a acercar y poder observar quien está gritando.

La señora tenía aspecto robusto, como de 65 años, se acerca a el del traje brilloso y le exige.

—¿Se podrá usted callar? —su voz es fuerte y hace un gesto de desagrado.
—Estoy en la calle y puedo gritar —dice el del traje.
—Y yo estoy durmiendo, larguese de aquí, le advierto que si grita más usted tendr...

El del maletero saca su celular y empieza a grabar a la señora.

—Yo estaba gritando en la calle, que se supone que es pública y esta renacuaja engreída me dice que cierre la boca, intenta algo y te cancelo.

Pedro está observando todo desde un arbusto, pero no se da cuenta que en donde se metió es terreno de alguien y rápidamente se aleja y observa desde otro lugar para no meterse en problemas, Pedro es siempre muy educado.

El del traje negro está mirando su teléfono, y dice con angustia.
—¡No, no, pero porque dejan de seguirme en instagram, prometo subir más fotos!

El señor cae de rodillas tristemente y la de 60 años habla.

—Bienvenido a el mundo real, aquí no nos preocupamos por seguidores, este es el mundo...

El de traje brilloso se levanta bruscamente y empuja a la señora de 60 años, haciendo que esta se caiga fuertemente hacia atrás y golpeándose la cabeza.

—Todo por su culpa, —lo dice con un tono fuerte y apuntadola con el dedo índice.

La señora no se mueve y el señor de traje continúa su camino con celular en mano, como si este no hubiera empujado a una persona de edad avanzada.

Pedro es muy asustadiso y decide no ir para no involucrarse y tener que explicar todo.

—Vaya manera de empezar el día —dijo Pedro—.

#Nota del autor
Hola, este capítulo va dedicado a todas esas personas de instagram que me caen mal, bye.

okno, pero espero que les guste, creo que este libro va ir mucho con mi país y retractare la sociedad en sí, ya verán, em, los tqm <3.