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El primero de enero después una larga celebración por estar otro año vivos, el doctor Alemania se encontraba caminando hacia los reactores de la nave, por alguna razón habían fallado y él era el único capacitado en la nave para arreglarlo.

Entro al pasillo de reactor con el brazalete de su muñeca, escuchando como inmediatamente la puerta se cerró a sus espaldas, tranquilamente comienza a caminar sin fijarse mucho por donde iba, ya se sabía esa nave de memoria.

Al llegar arreglo el reactor, movió algunas tuercas, tornillos y cables hasta que la máquina volviera a funcionar con normalidad. El era un doctor, curaba a los enfermos y ayudaba a los heridos, pero gracias a los largos años que había pasado allí sabia algunas cosas de ingeniería.

Después de un tiempo y asegurándose que todo estuviera perfecto se dispuso a regresar por donde vino encontrando algunos rastros de un polvo violeta que no había visto al ingresar, extrañado Alemania se agachó para tocarlo notando como el extraño polvo desaparecía al tacto.

Entonces se levantó del lugar y camino rápidamente hacia la salida de los reactores, tenía que avisarle a alguien cuanto antes del descubrimiento de aquellas moléculas lilas.

Rápidamente abrió la puerta por la que entró pero no pudo avanzar más.

El doctor comenzó a escuchar una pequeña risa proveniente del pasillo que estaba a sus espaldas y se paralizó al identificar a quien pertenecía.

Esa risa pertenecía a un recién nacido.

Salió más rápido al no creer posible lo que escuchaba, era imposible que un bebé estuviera a bordo pero inconscientemente su cuerpo comenzó a caminar hacia el ruido cuando la risa se torno en un llanto desesperado.

Cuando aquel extraño virus llegó a la tierra los más afectados fueron aquellos seres que podían traer nueva vida y mientras ellos iban muriendo aquellos pequeños seres poco a poco iban desapareciendo, niños a partir de 3 años perecían junto a sus madres.

Pero aún teniendo eso en mente, los instintos de protección de Alemania eran más fuertes y continuo siguiendo el ruido.

Camino por los pasillos hasta que se detuvo frente a una habitación, (que hasta donde el sabía solo funcionaba como bodega). Se podía escuchar con intensidad el llanto, se paró frente a la puerta y alzó la mano para poner el brazalete frente el escáner para que se abriera pero se detuvo.

El mismo polvo violeta de hace un rato se encontraba con abundancia. El piso, paredes, el techo y hasta la misma puerta de la habitación se encontraba plagado de aquellas partículas, parecía expandirse.

Volvió a tomar valor y acerco su muñeca abriendo la puerta de una vez por todas.

Entro con los nervios de punta, dando un pequeño salto al escucharla cerrar, no sabia que esperar en cuanto lo que había dentro.

Se sorprendió cuando al dar su primer paso, ya no se escuchaba al bebé llorar y en su lugar el pequeñín volvía a reír como lo hacia hace algunos minutos.

Pero su sorpresa aumento mucho mas cuando diviso que un ser de aparentemente apariencia masculina cargaba a ese bebé.

Un olor a chocolate dulce y con un ligero olor a dulce de leche entro a sus fosas nasales y se dejo llevar por el olor, era lo más rico que olió en su larga vida.

Pero cometió un error, piso algo que no debió e hizo un pequeño y casi inaudible ruido que aquella hermosa criatura escucho.

Pronto el hermoso olor a chocolate se volvió uno más intenso, más amargo.

Pero Alemania no dejó de verlo.

El hermoso cuerpo delgado con pequeñas y hermosas pecas violetas por sus extremidades, el cabello oscuro que degradaba a un morado intenso y sus ojos cafés cual chocolate como su olor, lo había hipnotizado.

Pero claro, todo el encanto desapareció cuando sus ojos se tornaron blanco y sus extremidades comenzaron a crecer tratando de alcanzarlo.

Sus largos dedos trataron de alcanzarlo, su cabello se expandió como si fueran pequeñas hormigas por la habitación, de pronto y sin esperarlo sonó un grito suficientemente agudo para hacerle doler la cabeza, tapándose los oídos aturdidos. Cerro los ojos esperando lo peor.

Espero hasta que el grito cesó.

Pero inesperadamente sintió una mano pasar por su mejilla.

Y volvió a abrir los ojos.

Lo vio de frente, aquellos ojos blancos que vio habían desaparecido, su cabello flotaba lentamente como una pequeña y dulce danza suave y aquel dulce amargo olor había desaparecido volviendo a hacer ese dulzón que lo había dejado encantando.

Aquel tricolor era hermoso sin negarlo pero todo en el era tan extrañamente familiar.

Pero antes de dar cualquier otro movimiento una mano lo jalo hacia afuera.



Mutación [One-shot]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora