PRISIONERA DE GUERRA ; caitvi.

o. prisionera

Caitlyn recordaba estar disparando una y otra vez, el pánico empezado a consumirla. Gran parte del ejército con el que luchaba había caído, y los otros eran muchísimos más.

Levantó su arma, disparando tanto como podía, pero se estaba quedando sin balas, y apenas estaba haciendo daño con las armaduras de hierro que llevaban.

Había sido una idea estúpida venir a la batalla, todos se lo habían dicho. Nadie podía contra los guerreros, nadie sabía de dónde venían o cómo hacían todo aquello, pero nadie podía vencerlos.

Y, aún que Caitlyn era excelente con las armas, no tenía la misma fuerza o resistencia que ellos. Estaban a punto de acabar con ella.

—Esperad —oyó decir a una voz fuerte detrás de ella, antes de que el guerrero más cercano a ella pudiera darle el golpe final.

Todos se quedaron quietos en el mismo momento, quien quiera que fuese esa chica, era alguien importante allí. Tanto como para que todos le hicieran caso sin dudar.

—¿Qué quiere que hagamos con ella, comandante?

—Dormirla —dijo la misma voz, y Caitlyn no pudo pensar en nada antes de que todo su mundo se volviera de color negro.

Ni siquiera habían llegado a tocarla.

(⌢ : ♡)

Vi estaba algo confusa mientras miraba a la prisionera de la batalla, la había elegido por algún motivo que desconocía esta vez, pero no había querido verla muerta en medio de la zona de batalla.

Estaban en la tienda de prisioneros, pero no había nadie más que esa prisionera por ahora. Todo el poblado estaba hecho con pequeñas tiendas de cuero que podían mover fácilmente, ya que debían seguir avanzando.

Los cuatro guerreros principales se habían esparcidos por las zonas, con una sola misión en mente, conseguir todo eso para ellos.

Ekko, Jinx, Vander y ella misma, los enviados para preparar el terreno para otros muchos más. Sabían luchar, sabían controlar sus habilidades perfectamente.

Y ahora tenía que usar esas mismas habilidades para aprender de los que habitaban ese planeta, aprender sobre la prisionera frente a ella.

En un principio, no habían tenido intención de arrasar con toda la vida del planeta, pero no es como si pudiera controlarlo de alguna forma. Se habían negado a cooperar, y sus superiores querían resultados inmediatos.

—Es hora de despertar, tenemos que hablar —dijo Vi, sabiendo que con tan solo pensarlo, lograría despertar a la chica en segundos.

Y así fue, en poco tiempo vio como esta se movía contra sus ataduras, sus ojos azules confusos mientras recordaba donde había ido a parar.

El terror se hizo paso por las facciones de la joven, que cada vez se retorcía más, solo logrando hacerse daño con las ataduras.

—¿Qué hago aquí? ¿Por qué no estoy muerta?

El pánico en su voz hizo que algo se estremeciera dentro de Vi, pero no podía perder el tiempo con humano, esto tenía que ser rápido.

—No estas muerta por mí, tienes información que me es interesante —empezó Vi, como siempre que hablaba con un prisionero. —Nuestra misión no era aniquilarlos, ¿por qué no paráis de querer morir?

Era así de fácil para Vi, luchar con ellos solo lograba causar más muertes y batallas. Y a Vi realmente no le gustaba todo eso, seguiría las órdenes de los superiores, pero intentaba por su propia cuenta solucionar esto de la mejor forma.