la nieve cae otra vez,
una asfixiante cotidianidad vino con ella.
la playa donde solíamos
danzar a pies descalzos
se congeló junto a mi esencia
y es mi única compañía
cuando sueño con los rayos del sol.
la tristeza de la orilla cuenta números pares
intentando distinguir el polvo de tu ida
entre el resto de la arena.
llueve ácido y veo a las crisálidas morir
junto a melodías con llamas descoloridas.
piel de marea desnivelada, corazón de mar abierto.
tu sonrisa siempre fue
el azul más amarillo que haya visto.
tus susurros desesperados desde el cielo
manchan las nubes de colores prismáticos
y hacen mis oídos sangrar.
un cuerpo allá arriba titila multicolor
mientras deja caer olas de nostalgia.
es la tormenta más fuerte de la temporada.
los relámpagos lloran al romper en tierra, duele.
se pierde la electricidad en barro,
olvidamos otro anteayer.
de nuevo corto un girasol
y miro la misma fecha en el calendario,
degusto pintura amarilla
mientras escucho espirales que suplican
y resguardan una tristeza isotónica en su epicentro.
me pregunto si algún día veré el amarillo otra vez.
