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Su cabeza se resbaló de la mano que le daba soporte, sin querer se estaba quedando dormido. Parpadeó para volver en sí, echó un vistazo a su alrededor y vio a sus compañeros platicando y riendo despreocupados, al menos su clase no había empezado aún.

No debió haberse desvelado viendo videos de gatitos, él había entrado a YouTube para buscar algo y terminó viendo otra cosa, y otra hasta que en lugar de ver el video de cinco minutos que inicialmente buscaba, terminó horas viendo animales adorables.

Y ahora estaba ahí, recordándose lo estúpido que fue aún sabiendo que sus clases inician a las siete de la mañana.

- Ya vi tu cara de demacrado, toma - dejaron un café del super enfrente de él.

- Te amo - balbuceó dándole un sorbo al café, importándole poco que el líquido le quemara.

- Lo sé - se sentó a su lado y suspiró - No puedo esperar a que salgamos de este lugar y no tengamos que estar cada día de la maldita semana a primera hora aquí.

- Hoseok, venimos de lunes a jueves - Yoongi veía a su amigo hacer un puchero.

- Necesito más días de descanso - suspiró - Tres días de clases y que sean de once a tres, no pido más.

- Porque claramente lo que pides es poco - sonrió - ¿Tan mal está siendo tu día?

- No alcancé boletos para Pixel otra vez, ¿tienes idea desde hace cuánto soy fan?

- Desde hace...

- ¡Desde hace tres años! - bufó - ¡Yoongi, seguiré sin conocer al amor de mi vida y la seguiré viendo a través de una pantalla!

- Entiendo.

- ¿En serio? ¿Tienes idea de lo que es haber desarrollado sentimientos reales por el que solo puedes ver de lejos, y peor aún, a través de pantallas?

- No realmente.

- Ahí está - suspiró - Solo quiero irme a continuar llorando en mi cama y no salir hasta que me deshidrate.

- ¿Te puedo acompañar?

- Claro - hizo un ruidito lastimero.

Yoongi no tuvo que prestar real atención a su alrededor cuando sus compañeros comenzaron a ir a sus asientos tranquilamente, supo que entre uno de aquella multitud estaba la señorita Sato, su maestra de Historia del arte.

Esa maestra debía ser de sus favoritas totalmente, era demasiado tranquila y agradable con los alumnos que era imposible no tenerle afecto, además, tenían varios profesores jóvenes pero ella era un enigma. Su rostro japonés los engañaba, no sabían su edad en realidad, pero ciertamente lucía demasiado joven, incluso el primer día del curso se sentó junto a ellos y soltó el comentario de "Wow, este maestro realmente tarda en llegar" cuando nadie sabía que ella era la docente.

- ¿Por qué dejan de hablar? No estamos en prisión - dijo mientras llegaba a s escritorio, sentándose sobre este - ¿Revisaron su horóscopo esta mañana? - recibió distintas respuestas de los alumnos - Bueno, a mi se me pasó, déjenme revisarlo y comenzaremos la clase en breve.

La maestra tarareaba mientras checaba su celular y balanceaba sus piernas, su voz hacía eco debido al diseño del salón, sus compañeros conversaban en voz baja.

SEMPITERNO || YoonminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora