Capítulo Once_Y todo a media luz I

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Diana pov

-A ver si entendí-¡bendito fuera dios! Si Rebeca comprendía en la enésima vez lo que le expliqué a cerca de hacer mi boda relámpago con mi jefe creo que ahora puedo decir que mi trabajo aquí está concluido.-Me dices que tu prima embaucó a la empresa en un asunto de lavado ilegal de dinero, que te casaste con César debido a unas trampas y estás dispuesta a ser su esposa por un año. ¿Solo para dar tiempo a que Ricardo confirme las pruebas que son necesarias para meter a Neima a la cárcel?

Yo asentí con la mayor de las energías, esta vez sin duda había sido la buena, dado a que las otras diez veces siempre se enredaba más de la cuenta.

-¿Y? Por favor, dime que vas a ayudarme, yo te ayudé con César para lo de tu subasta.

Realmente estoy haciendo todo lo que hace falta para convencerla, a juzgar por las muecas que pone estoy segura de que no quiere ayudarme o tal vez le parece una idea muy precipitada. Sin embargo cabe recalcar que también le expliqué lo del matrimonio que se llevó anoche; justo en la cena de la terraza. Lo que yo quiero es hacer las cosas más grandes, eso es todo.

Rebeca se remueve en su asiento, parece estar debatiéndose sé que por un lado la idea la tienta su especialidad es precisamente la organización de eventos. Empero, por otro lado; está esa maldita ética profesional de la que tanto alardea, para Rebeca una boda ya sea religiosa o por el civil no es algo que se haga a la ligera. Como mujer enamorada que es cree fervientemente que la pareja que pise el altar tiene que estar segura de que desea pasar hasta el último de sus días con la otra persona. Es por eso que parece querer negarse.

Sin embargo yo necesito desesperadamente de esta boda, quiero ver a Neima cometer error, tras error; sé que el apellido Cásares pesa y demasiado y es precisamente por lo mismo que deseo obtenerlo. Pero ante ojos de un público más selecto: el de los medios de comunicación.

Sé que en cuanto vea la noticia de la boda lo primero que hará es enervarse, la conozco desde que eramos niñas y es muy dada a cometer ciertas locuras con tal de salirse con la suya.

Por un momento veo a Rebeca torcer los labios eso suele suceder cuando estoy convenciéndola.

-Diana, tienes que estar completamente segura, aunque solo sea un año debes sentir aunque sea algo por César no precisamente gratitud. Debe haber un sentimiento demás qué te empuje a tomar este paso.-repuso finalmente, le gustaba siempre hacer un poco de drama por todo. Así que no debía dejar pasar la ocasión. Y a decir verdad; no sabía qué responderle si era gratitud lo que sentía por César. Pero, creo que sí, había algo más quizás era simpatía o simplemente me gustó el hecho de que últimamente nuestra relación fuera más cercana.-¿Diana? Diana, tierra llamando a Diana Durán hello.

Tuve con un par de movimientos para volver a la tierra, sin duda alguna César Cásares me daba mucho, pero mucho a que pensar. No era lo mismo convivir con él todos los días llevando el café en las mañanas y dejándole las aspirnas sobre la mesa. A tener que convivir con su familia, conocía a su padre, hermanos y hermana por el trabajo pero...meterme de lleno en esa familia de locos era algo que definitivamente daba miedo.

-Bueno, ¿Qué quieres que te diga? De que es un hombre atractivo, por supuesto que lo es. Además cabe mencionar que es cabal, honesto es decir no en el estricto sentido de la palabra, sin embargo sé que le encanta ayudar a los demás. ¿Quién no querría estar casada con alguien así?

Rebeca se llevó una mano a la frente, como si fuese mi maestra y yo la alumna burra que aún no comprende la lección del día.

-Mira.-me tomó de las manos.-lo que quiero decirte es que necesitas estar segura que al menos sientes aprecio por César, un año pasa rápido es verdad, pero ¿Qué sucede si a la larga tu pareja se torna insoportable? Diana, necesitas pensar eso. Si quieres ven a verme mañana que estés un poco más segura, ¿Quieres?

Mi Adorable MentirosoWhere stories live. Discover now