Todo o nada

24 1 2
                                    


El amor es más fuerte que la presión

de ser perfecta.

-Demi Lovato-



La luna reinaba majestuosamente en el cielo acompañada de miles de estrellas. La noche estaba despejada, pero el viento mantenía una lucha incansable contra las ramas de los árboles. Era el reflejo de lo que sentía en su interior.

Apoyada en la ventana, Amanda observaba el golpeteo de las ramas contra el cristal mientras lidiaba con su propia lucha interior. Habían pasado once años desde la última vez que coincidió con todos ellos: fueron el comienzo de sus pesadillas.

Las lágrimas comenzaron a correr por sus mejillas, arrastradas por los fantasmas del pasado que surgían de las sombras, para empujarla hacia la oscuridad.

Unos brazos la rodearon y la sensación de seguridad surgió por todo su cuerpo. Se dio la vuelta y lo abrazó con todas sus fuerzas. Estuvieron así, ¿cuánto? ¿Cinco minutos...? ¿Diez...? ¿Una hora...? Como siempre, no importaba el tiempo necesario hasta que ella se tranquilizara. Kevin siempre había sido su lugar seguro.

Él levantó su barbilla y la miró directamente a los ojos, aquellos en los que tantas veces se había perdido, y suavemente secó los últimos restos de lágrimas que aún quedaban en su rostro.

—Mi vida, sabes que no tienes por qué ir a ese circo que han montado. Puedes decirles que te ha surgido cualquier cosa, o directamente comentar que no quieres verles la cara. ¿Qué más dará lo que piensen? Podemos quedarnos en casa y disfrutar de una buena sesión de cine, y hacer palomitas. Pero si eliges ir, puedes cerrar ese capítulo de tu vida, mostrarles que no pudieron contigo, que tienes una vida maravillosa, que no pudieron controlar tu futuro. Yo estaré contigo, a tu lado, protegiéndote. Cualquier cosa que elijas será la correcta, princesa.

Cogió su mano y la llevó a la cama. Allí la abrazó hasta que Morfeo la llevó al mundo de los sueños. Besó su frente y le acarició el pelo. Jamás dejaría que nadie le hiciera daño, nada volvería a hacer de su vida un infierno, aquel infierno en el que estaba atrapada cuando la conoció.

********

Once años atrás...

Como cada día, a la misma hora, mochila al hombro, Kevin se despidió de sus amigos y caminó hacia las gradas de la pista de atletismo. Hacía varias semanas que no comía en la cafetería del instituto, junto a ellos. Ninguno comprendía la razón por la cual seguía intentando entablar conversación con la chica del cuaderno. No los culpaba. No es que sus amigos, o el resto del curso hicieran comentarios maliciosos sobre ella, pero cuando ella llegó no mostró ningún interés en querer integrarse en el grupo. Y después del incidente del segundo día, más de uno había tenido que aguantar sus malas contestaciones y miradas envenenadas. No. Definitivamente no podía culparles.

Allí estaba ella, inmersa en su propio mundo de soledad, mirando a la nada mientras su pie tamborileaba al ritmo de la música, tomando notas pausadamente en su cuaderno.

Subió las escaleras y se sentó en su lugar habitual, junto a ella. La miró y repitió el mismo saludo de todos los días.

—¡Hola!

Silencio.

No le importó. Kevin ya estaba acostumbrado a que Amanda le ignorase. No se rendiría. Volvería a intentarlo al día siguiente.

—¿Puede saberse qué quieres? ¿Qué pretendes? —gritó de repente Amanda.

Un atisbo de sonrisa casi se dejó ver en el rostro de Kevin, pero logró disimularla antes de que Amanda tuviese tiempo de verla.

Todo o nadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora