Han pasado 5 años desde los acontecimientos en el circo Lobo, y ahora Hanabishi tenía suerte siendo científico en los Estados Unidos. Él creía haber dejado aquella 'inmadurez' y su pasado atrás, pero una sola llamada se encarga de cambiarlo todo en...
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︵‿︵‿୨ ♯ ୧‿︵‿︵ TW: ataque de ansiedad. ︵‿︵‿୨ ♯ ୧‿︵‿︵
Hanabishi no notó realmente cuando fue que se quedó dormido, pero solo lo supo el momento en que nada más veía rayas de dos colores cubriendo su vista al abrir sus ojos.
¿Qué hora era? ¿Había dormido hasta tan tarde? Así parecía, además de que el sol casi ni se asomaba por las ventanas de la casa entera. Tenía pinta de que llovería.
Hanabishi guardó el traje en el cajón más cercano de su escritorio vacío, deslizándose sobre sus sabanas al borde de la cama para ponerse un par de medias rayadas. Al levantarse y caminar rumbo al armario, tomó una remera junto a unos jeans rosas que combinaban con las bandas que sujetaban sus coletas. Se cambió en un abrir y cerrar de ojos. Abrió la puerta de su habitación para encaminarse hacia la cocina donde se encontró a su padre ... ¿no era demasiado pronto cruzárselo otra vez?
"Recién empieza el día," pensó Hanabishi molestado por esto. Nichiteru se veía algo estresado, pero aparentaba simularlo a través de mantener una expresión sería mientras observaba su celular. — ¿Qué pasa, Nich?— Preguntó. Creía que quizás empezando de forma suave no arruinaría su día en vano.
— ¿Huh? Oh. Buenos días, hijo.— Saludó el mayor, apenas sonriéndole. Parecía algo frustrado. — Yo... no es nada. Luego de tantos años mis amigos aún no saben como seguir indicaciones claras. Les mandé la dirección de la casa y terminaron 'en el otro extremo de la montaña.'
— Oh, ya veo.— El rubio intentó hacerse el sorprendido, ya que no era de asombro que ocurriera eso. "Es algo normal, por eso son amigos tuyos," se dijo internamente. Pero no lo diría. Quería evitar lo negativo lo más posible esta mañana. — Oye... estaba pensando que quizás yo podría encargarme de cocinar para el almuerzo. Todavía hay tiempo, es temprano.
El mayor lo miro ciertamente ilusionado ante esto. Había sido ya un buen tiempo desde que Hanabishi cocino en la casa, y, claro, definitivamente facilitaría las cosas que lo hiciera ahora. Pero que el rubio se ofreciera tan repentinamente, era algo que Nichiteru no esperaba para nada. — Claro que si, Hana. Me estás haciendo un gran favor con esto.— Respondió él, sonriendo. — Siempre has cocinado muy bien. Lo que haces jamás falla en impresionar, ¿sabías?
A esto, el muchacho se le quedó mirando unos momentos sin saber bien si responder. Aquel cumplido no le causo emoción alguna, era verdad. Ya no lo hacía nada en especial. Nada más lo observo, luego limitándose solo a recoger lo necesario para lo que prepararía. Un suspiro se escuchó de parte del contrario, quien se retiró de la cocina para grabar un mensaje de voz. Hanabishi pronto apoyo unas cuantas ollas y sartenes en la mesada, buscando algunas verduras en la heladera, utensilios de cocina, un trozo de carne de la compra, y su libro de recetas. Iba a preparar una buena comida, una que no solía hacer demasiado pero tenía un muy buen presentimiento de ella.
