El teléfono empezó a sonar después de dejar a los mellizos acostados, bajé las escaleras. Maldije entre dientes,me coloque sobre la cadera al pequeño Jason y baje apresuradamente los últimos escalones para descolgar el teléfono del recibidor. Me detuve paralizada al verme reflejada en el espejo que había sobre la mesita del teléfono.
«¡Dios mío, estoy hecha un desastre!», me dije con desconsuelo. El pelo, de un negro como la noche y recogido en un moño medio despeinado, estaba húmedo y me caía sobre la frente. Tenía las mejillas coloradas y la camisa azul claro mojada en varios sitios, allí donde mis tres hijos, a los que acababa de bañar, me habían salpicado. Jason empeoraba mi aspecto todavía más tirando de los botones de mi camisa, esforzándose por descubrir uno mis tus pechos. Si ya normalmente era un niño inquieto, en aquellos momentos estaba, además, cansado e impaciente.
-No -le dije con dulzura pero con firmeza, quitándole la mano de la camisa- Espera.
Bese su cabecita y descolgaste el teléfono, sin dejar de fruncir el ceño ante lo que veías en el espejo;
-¿Diga? -dije distraídamente, sin darme cuenta de la pequeña pausa que hizo la otra persona antes de responder.
-¿Elsa? Soy Caitlin.
-¡Hola, Caitlin!
Hize un gesto de sorpresa y me relajó al escuchar a mi amiga, y, al hacerlo, me di cuenta de que, hasta ese momento, había estado muy tensa, lo que hizo que me volviera a ponerme tensa de nuevo. Estaba perpleja, últimamente, me había sorprendido muy tensa demasiadas veces.
-¡Jason, por favor! ¡Espera!
El niño gruñó , en broma, le devolvi otro gruñido. En mis ojos marrones se reflejaba todo el amor y la alegría que sentía por mi hijo. Era el más exigente de mis hijos y el de peor carácter, pero lo quería tanto como a los gemelos. ¿Cómo no iba a quererlo si tenía los mismos ojos azules de su padre?
-¿Todavía no has acostado a esos mocosos? -dijo Caitlin con un suspiro.
No me molestaba en ocultar que, para ella, los niños eran un incordio. Aunque era el modelo de mujer triunfadora, no tenía tiempo para los niños. Era alta con el pelo castaño, y su vida transcurría en un nivel muy diferente al mio. Caitlin era la sofisticada mujer de mundo, mientras que yo era la abnegada ama de casa y madre de familia.
Pero era mi mejor amiga. En realidad, era la única amiga que había conservado desde los tiempos del instituto. La única que vivía en Londres, como Louis y yo. Las demás, por lo que sabia, seguían viviendo en Cheshire.
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Guia Para Padres (Louis Tomlinson)
FanfictionEsta novela NO es mía chicas, la editare pero los creditos es para la autora original, que ciertamente desconozco pero me encanto la historia desde el primer momento en que la leí...