¹Liam

29 1 0
                                    


La ventana mostraba aquel bello día soleado. El cielo estaba azul por fin después de aquellas tormentas que hubo la semana anterior. Un chico miraba distraído por ella mientras el profesor de penología explicaba. La voz del profesor era inaguantable, era seca, muy lenta, más de la mitad de la clase estaba dormida. Era el último mes del curso, y la mayoría de clases ya habían acabado, la mayoría eran ya de repaso o para realizar trabajos que harían a última hora buscando en internet. 

Al chico de la ventana, por tanto, le resultaba mucho más interesante ver cómo los alumnos de otra carrera universitaria realizaban tareas fuera. Conocía a algunos de los chicos que estaban fuera, que al verle mirando por la ventana saludaban o hacían un poco el tonto. Uno de los chicos que estaba despierto, unas filas más atrás que nuestro querido chico de la ventana le tiró una nota, en forma de bola de papel. Esta le dio en el hombro, se agachó y la cogió sin levantarse de la silla y una vez acomodado de nuevo abrió la nota.


"Liam, ¿estás libre después de clase para ir a la cafetería nueva que han abierto? Estamos a final de curso y nunca sales, entonces a los chicos y a mi se nos ha ocurrido invitarte.

-Kev"


El chico de la ventana, llamado Liam, se dio la vuelta, lanzándole una mirada rápida a  Kev, y le hizo un gesto, indicando que ya hablarían más tarde, y volvió a mirar por la ventana. Liam era un chico bastante alto, de piel pálida y pelo negro, recogido en una coleta la mayoría de veces. Sus ojos eran de un color ámbar, y en estos ahora mismo se podía encontrar una expresión de confusión. La imagen que había visto antes, con toda aquella gente feliz paseando por el campus, había desaparecido. En cambio ahora se podía ver a varias personas correteando torpemente por el patio, atacando violentamente a la gente que salía del edificio. El chico se levantó de la mesa, atrayendo las miradas de sus compañeros, cuando vio como una de esas personas a las que atacaban comenzaba a hacer lo mismo.

-Liam, haz el favor de sentarte - el profesor alzó la voz, cambiando el tema por primera vez en toda la clase, cosa que despertó a algunos de sus compañeros.

-Señor, discul- el chico fue interrumpido por un grito femenino que venía del piso de abajo.

Todos los alumnos entonces se acercaron a las ventanas, mientras Liam se acercó a Kevin y le agarró del brazo. Entonces salieron corriendo de la clase. Los pasillos estaban completamente vacíos, había gente dentro de sus clases como de costumbre. Estaban en el segundo piso, lo que quiera que estaba sucediendo ahí abajo no tardaría en llegar. A su espalda Kev no paraba de correr, sabía que Liam era serio y que si había salido corriendo tenía sus razones. 

Continuaron corriendo hasta llegar al departamento de criminología, la carrera que ambos estudiaban. Una vez allí Liam soltó el brazo de su compañero y atrancó la puerta como pudo.

-Liam, ¿qué pasa?, ¿estás bien?- Kevin a diferencia que Liam no había visto nada, había simplemente escuchado aquel grito, pero ya está. Antes de que el pelinegro comenzara siquiera a hablar se comenzó a escuchar una mezcla entre ruidos, pasos, gruñidos y gritos.

-Sí, estoy bien- miró a Kevin y después comenzó a buscar por alrededor de la sala, tratando de localizar algún arma con la que salir de allí.- ¿Has visto alguna película de zombies alguna vez Kevin?

-Sí... sí, obviamente sí, como todo el mundo supongo- el chico seguía muy confundido.

-Pues no sé qué cojones está pasando pero creo que es algo parecido.- Liam parecía serio, hacer una declaración así podía ser algo difícil, cualquiera en una situación normal que dijera eso sería tomado por loco, pero el problema estaba ahí, Liam no era cualquiera y aquella no era una situación normal.- Sé que suena extraño, pero es lo que he visto.

La línea 7Donde viven las historias. Descúbrelo ahora