Prefacio

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"Mierda, Hanyae—gruñó la morena al sentir como su querido amigo dejaba caer todo su peso sobre ella—. Mi espalda, baboso, me vas a romper la espalda".

El chico se bajó de encima de ella y le tendió la bolsa de dorayakis que traía consigo—. Traes un lenguaje de trailero motociclista emperrado desde la mañana. ¿Qué te hizo Gwi Nam para que te enojaras así?

Porque, claro, las dos opciones más cercanas para ponerla de mal humor eran él y el chico con la cabeza medio rapada, los dos seres más cobardes de todo Hyosan.

Dam Ma tomó uno de los pastelillos y lo mordió, gimiendo al sentir la pasta de frijol dulce y fría inundando su boca. Eso era placer puro.

"Le dije que era un cobarde sin principios, que no llegaría a nada si seguía por donde venía—tragó, dando una segunda mordida al dulce, para volver a hablar con la boca llena—. Lo vi acoshando a una shica shemidesnuda, Han—tragó—, ese idiota de Son Myeong Hwan se está pasando de listo. De veras."

El chico asintió con aprobación hacia su amiga.

"¿Crees que fui muy dura con él?".

Han Yae negó con la cabeza, dando suaves palmaditas sobre el cabello de la chica. —Para nada, Dam-Dam—dijo—. Gwi Nam debe saber qué es lo que piensas, si de verdad te aprecia pensará en lo que dijiste y cambiará su actitud. –dijo, y siguió acariciando con su pesada mano a su amiga.

Lee Dam Ma era al menos media cabeza más baja que él, de cuerpo rollizo y mejillas carnosas. Amaba que le acariciaran el pelo, casi tanto como él amaba tocar sus suaves rizos negros cuando tenía la oportunidad; y sabía que eso la tranquilizaba como si de anestesia se tratara, por lo que siguió acariciándola hasta que la chica comenzó a bostezar.

"Si todavía te sientes mal después de la escuela, ve a buscarlo y dile como te sientes—dijo, retirando su mano de los rizos de su amiga, que lo miró molesta con sus ojitos dormilones—. Sabes que le es imposible enojarse contigo por mucho tiempo... a veces".

...

Lee Dam Ma le dio la razón a su mejor amigo. Sonrió, pensando que Han Yae siempre le daba los mejores consejos del mundo mundial, y se levantó de un salto para sacudirse el trasero antes de tomar la mano de Han Yae para ayudarlo a ponerse de pie. Sería mejor ir con el matón y disculparse de una vez, pensó, mirando los dorayakis con clara intención de ofrecerlos a modo de ofrenda de paz.

No habían dado ni dos pasos cuando un alboroto llamó su atención.

"¡Fuera de mi camino! —gritó un chico moreno visiblemente asustado, mientras corría por los pasillos, como si su vida dependiera de ello. 

"¿Ese era Son Myeong Hwan? —preguntó Dam Ma con un tono de voz entre sorprendido y burlón.

"Pareciera—respondió Han Yae, más preocupado que sorprendido, pero igual con un deje de burla en su tono. —Parecía asustado, ¿habrá pasado algo?".

Cha Han Yae abrió los ojos con sorpresa al ver una masa de gente corriendo en estampida hacia su dirección, siendo atraído por Dam Ma a un lado del pasillo. Todavía confundido, vio con horror como algunos de sus compañeros corrían gritando eufóricos y embadurnados en sangre.

Un profesor salió de su aula para gritar a los adolescentes que respetaran el área estudiantil, cuando un trío de chicos salió corriendo de una esquina y comenzaron a morderlo sin importarles los alaridos de auxilio que lanzaba el maestro.

Casi por instinto, tomó la mano de su amiga y echó a correr siguiendo a la multitud de alumnos escaleras abajo en dirección a la salida. Bajaron las escaleras entre empujones, con mucha dificultad, al sentir como sus órganos eran aplastados entre una horda de brazos y piernas que se agitaban entre gritos; mientras ellos luchaban por mantenerse juntos entre la batalla campal.

Justo cuando divisaron la salida frente a ellos, escucharon el sonido de los cristales reventando, seguido del ruido sordo que hacían varios cuerpos al caer y estrellarse contra el piso, solo para levantarse nuevamente, rugir y lanzarse sobre su próxima víctima, para comenzar a arrancarles la carne del cuerpo a mordidas.

"¡Han Yae! —gritó Dam Ma antes de tirar de su camisa con fuerza, con lo que cayó al suelo, al mismo tiempo que un par de cuerpos caían frente a él.

Escuchó el grito de la chica mientras caía, y la vio retorcerse de dolor cuando la güera que había caído junto con ella comenzó a devorarle el vientre a base mordidas y arañazos.

En un momento dado, la güera caníbal se giró hacia ellos, con lo que parecía ser un pedazo de tripa a medio comer, saliendo de su boca ensangrentada; ella gruñó, mostrando todos sus dientes y corrió hacia ellos. Dam Ma arrastró a su amigo hacia atrás, tirando del cuello de su camisa, mientras él retrocedía horrorizado con las piernas incapacitadas del miedo. Una pareja pasó corriendo frente a ellos, con tal mala suerte que la güera se abalanzó sobre la chica tratando de morderla.

"Arriba, Han Yae, arriba".

El chico se levantó como pudo, siendo ayudado por su amiga, que lo apuraba con la garganta casi desgañitada de tanto gritar. Al girar la cabeza hacia las puertas del edificio pudo ver claramente como la otra chica que había caído del cielo se levantaba retorciéndose epilépticamente, con un hoyo en su estómago del tamaño de un balón de fútbol del que salían sus tripas, o lo que quedaba de ellas, desparramándose por doquier.

Mierda, pensó, que jodidos los de enfrente.

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⏰ Última actualización: Jan 11, 2023 ⏰

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