Narrado
-Un niño con orejas de gato? Pero que clase de maldición es esta??- (susurro)
-Como es posible que naciera un niño así?- (susurro)
En un habitación de la casa de una familia adinerada se oían los murmullos de los sirvientes, luego que se corriera la noticia de que el sexto hijo y el mas pequeño del patriarca de aquella casa había nacido. Aquellos murmullos no eran solo por la noticia de la llegada del niño, si no eran porque este había nacido con una preocupante peculiaridad, ya que se trataba de un niño mitad felino.
El patriarca entro a la habitación donde se encontraba su esposa bastante débil e inconsciente y la partera tenía en sus manos al niño.
-¿Que es lo que pasa, ya nació mi hijo? ¿porque el alboroto?- preguntaba el padre exigiendo una respuesta a la partera.
-Señor, ciertamente su esposa ya a dado a luz a su hijo... Pero me temo que este niño no será un niño común...- le dijo la partera, mostrandole al bebé que cargaba en brazos, el cual había nacido con dos orejas de gato y una cola, evidentemente.
-Me temo que la familia ha sido maldecida...- se oyó la voz de una de las sirvientas que estaban en la habitación.
Los hombres felinos eran seres famosos de aquel tiempo, se consideraban una señal de maldición ocasionada por brujas para aquellas familias que tenían renombre, con el fin de causar estragos en su reputación, la mayoría de los hombres gato tenían fama de dejarse llevar por aquellos instintos, adoptando actitudes salvajes y primitivas
Actualmente ya era muy poco común ver estos casos, pero seguían siendo probables y en esta ocasión le había tocado a aquel patriarca la mala suerte de pagar las secuelas de aquella maldición que una vez su familia había recibido, la sentencia la llevaría con su sexto hijo.
El padre vio al niño y frunció el ceño, dirigió su vista a su esposa inconsciente.
-¿Como se encuentra ella?- pregunto y lentamente se acerco.
-Me temo que esta bastante débil Señor...-
Menciono la partera que cargaba al niño.-Salga todo el mundo, no quiero que nadie vea al niño y traigan de prisa al doctor-
Ordeno el Patriarca y sus sirvientes obedecieron al pie de la letra.Pasaron tres meses, el padre había aislado a su esposa e hijo en la habitación, nadie tenía permiso de entrar ahí solo la nana de la familia, aquella a la que el matrimonio de aquella casa le tenía total confianza.
Pese a los esfuerzos del padre por ocultar a su hijo para evitar los rumores, su esposa insistió tanto en que por lo menos dejara que su bebé fuera conociendo el jardín trasero de la mansión, y asi fue como el padre acepto.
La matriarca al fin podía salir de aquella solitaria habitación y estar cuidando a su bebé junto con su otra hija pequeña que también tenía apenas 1 año de edad. La madre cuidaba a ambos bebés podía darse cuenta de que eran tan parecidos entre ellos que parecían gemelos, lo único que les diferenciaba eran aquel par de orejas que tenía su bebé mas pequeño en su cabeza.
El personal de la mansión veía la escena con desagrado y soltaban comentarios entre murmullos de lo desagradable que era que la pareja aceptara a un niño así a su familia y como permitían que se criara junto con la mas pequeña de la familia.
Los comentarios no solo permanecieron dentro de la mansión, a pesar de los esfuerzos del patriarca la noticia se dio a conocer fuera de ella.
El patriarca pronto se dio cuenta de la forma en que las personas en la mansión veian a su hijo y eso le hervía la sangre, el hecho llego a molestarlo tanto y a tal grado que se dio cuenta de que dejar que su hijo creciera en esa casa no era una buena idea.
Mientras su esposa dormía decidió llevar a su hijo a casa de una de sus hermanas ella vivía en un lugar lejano, su amor tan grande por los niños había hecho que se separara de la sociedad y se dedicara a cuidar niños sin hogar en un orfanato que ahora le pertenecia.
El padre dejo al niño con ella para que fuera criado sin la discriminación de los demás, sabia que su hermana se encargaría de darle todo el amor y el afecto que el niño necesitara.
-volveré por él cuando tenga la edad suficiente de entender y enfrentar porque lo traje aqui y el hecho de que haya nacido asi...- le dijo firmemente el patriarca a su hermana.
-no lo abandones del todo hermano... Ven a verlo de vez en cuando para que te reconozca y pueda volver contigo una vez crezca...- le rogaba su hermana y esa fue la condición que ella le dio en cambio de cuidar al niño. -si no... Le causarás un gran daño...- La mujer, veía con tristeza como dormía en sus brazos aquel bebé, sobrino suyo que ahora se dedicaría a cuidar, sintiendo lastima por su mala suerte de haber nacido de esa forma.
-Ten confianza hermana, creeme cuando te digo que esto lo hago por el bien de mi hijo, no lo estoy abandonando, vendré a verlo-
Dijo el patriarca acariciando la mejilla del bebé con ternura, tomo de lo hombros a su hermana y beso su frente despidiéndose de ella.Al enterarse la madre del niño de lo que su esposo había sido capaz de hacer se destrozo por dentro, cayendo en una inmensa depresión, se consoló por unos años criando a la menor de sus hijas pero después de ese tiempo como un escarmiento a lo que había hecho su esposo se fue dejando todo sin dar pista alguna de adonde seria su destino.
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El Diario De Kuro (Kuro Y Sus Kurodeces)
HumorGame: "Call Me Emperor Kuro U170 America