Senju siendo la líder de Brahman y una de las 3 deidades, se interesa en un joven que recientemente se unió a su pandilla gracias a otra persona.
¿Será este joven capaz de enamorar a Senju?.
Espera, no es momento de distraerse, necesito saber donde queda la casa de mi tía. Moví la cabeza hacia los lados rápidamente para salir del trance.
Ella solo me miraba con confusión, supongo que hice el ridículo haciendo eso. Suspire mentalmente.
"Em... Disculpa por interrumpirte pero, sabes dónde queda esto". Me acerque a ella. Poniéndome a su lado y le mostré la hoja donde estaba la dirección.
Tuve que agacharme un poco, porque era demasiado pequeña a mi lado.
"Ah, está justo por allá". Respondió mientras apuntaba hacia una casa que estaba a unas cuantas cuadras.
¿Huh? Me estás diciendo que todo este tiempo estuve cerca.... bueno no puedo hacer nada, lo único que puedo hacer es agradecer a la chica por ayudarme.
"Ya veo gracias, estaba perdido que no sabía dónde era, me salvaste de verdad". Agradecí con una sonrisa algo nerviosa mientras ponía una mano sobre mi cabeza. Justo en la parte trasera.
"Mm.". Asintió con la cabeza antes de darse media vuelta para irse.
"Ah, ¡Espera!". Alce mi mano hacia delante.
Ella se detuvo y volteo la cabeza para verme. "¿Que?"
"Me gustaría saber cómo te llamas, claro si no es mucha molestia para ti". Rasque mi cabeza con nerviosismo.
Ví que ella parecía dudar hasta que me respondió. "Senju, ese es mi nombre"
"Ya veo, Gracias una vez mas por ayudarme, Senju". Sonreí con los ojos cerrados.
Ella mantenía fija sobre mi por un buen momento, como si fuera de lo más interesante. Yo solo ladee la cabeza confundido.
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¿Tendré algo en la cara? Porque es algo incómodo que se me quedé mirando sin decir nada.
Dejo de mirarme y parpadeo unas cuantas veces. Parecía que estaba en trance al mirarme pero, si te fijabas bien tenía un leve tinte rojo en las mejillas. Ella solo se marcho del lugar antes de verme de reojo de nuevo.
Me quedé mirando como se iba, pasaba por varias personas a su lado, hasta que la perdí de vista, ¿Que acaba de pasar?.
Al no tener una respuesta para mí mismo, mejor decidí ir a la casa de mi tía.
Al llegar ví que era una casa grande de dos pisos. Subí las pequeñas escaleras que tenía la entrada y toque la puerta.
Espere un momento hasta que alguien abrió la puerta. "Hasta que alfin llegas, Tatsumi". La persona que hablo era mi Tía.
Su nombre era Kumi Miyamoto, hermana menor de mi padre, era alguien alta y voluptuosa. Tenía el cabello negro largo llegando a casi tapar su espalda, también llevaba distintos tipos de tatuajes en ambos brazos.
"Lo siento, es que me perdí de camino". Reí un poco al final.
"¿Enserio te perdiste?". Suspiro mientras ponía una mano sobre su frente. "Supongo que es normal, ya que me mudé y no sabías dónde era"
Seguí riendo un poco nervioso. Si se entera que tenía su dirección y aún así no sabía dónde era, voy a morir de la vergüenza.
"Bueno, que haces ahí fuera, pasa. Ahora está es tu casa". Mi tía me sonrió. Se movió hacia un lado para dejarme pasar.
"Si, con permiso". Me adentre en la casa. Explore un poco con la vista hacía todos lados con curiosidad.
La sala era grande con varios muebles, suficiente para varias personas, su cocina estaba cerca de la sala y al final estaba unas escaleras para ir al segundo piso.
"Acogedor, ¿Verdad?". Se puso a mi lado.
"Huh, Si, es bastante acogedor". Respondí con una sonrisa tranquila.
"Desde que me retire de mi vida de pandillera, decidí vivir un poco más tranquila alejado de eso. Ya sabes dejando el pasado atrás y seguir adelante". Mi tía se rió al final.
Es cierto... Mi Tía era una pandillera cuando era joven, junto con mi padre, ambos permanecían juntos siempre a dónde iban, eran un dúo extremadamente fuertes y intimidante, que asustaban a las demás pandillas con solo mencionar su nombre.
Bueno, es lo que mi padre me decía cuando era pequeño, siempre hablaba de su vida pandillera como si estuviera orgulloso de ello. Supongo que por eso me gustó la idea de ser uno cuando creciera y aún sigo pensando en eso.
Escuché pasos bajar por la escalera, lo primero que ví fue a una niña pequeña, ¿Quien es ella?.
"¡Okaa-chan!". La niña corrió hacia mi Tía.
"Ah, justo a tiempo". Cargo a la niña en sus brazos. "Aiko, saluda a tu primo"
¿Huh? ¿Dijo primo? ¿¡Acaso mi tía tuvo una hija!?
Wow... Estoy sorprendido la verdad, supongo que eso es normal cuando la gente se retira, quieren vivir felices con su familia. Aunque para mí es la primera vez que oigo que mi tía tuvo una hija, me preguntó quién será el padre.
"Ola, plimo ahaha". Aiko movia sus pequeños brazos hacia los lados con una sonrisa en el rostro mientras cerraba los ojos. Parecía muy feliz.
Que linda... Hasta me dan ganas de protegerla.
Sonreí cálidamente. "Hola, Aiko, como puedes ver soy tu primo, espero que nos llevemos bien más adelante"
"Hmm... ¿Plimo ser amigo de Aiko?". Ladeó la cabeza.
¿Huh? Supongo que le seguiré la corriente. Después de todo quiero conocer mejor a mi prima.
"Si, somos amigos". Seguí con mi sonrisa.
Soltó una enorme sonrisa. "¡Okaa-chan! ¡Plimo ser amigo de Aiko!". Aiko reía felizmente mientras miraba a su madre.
"Que bueno, ¿Verdad?. Ahora tienes un amigo más". Mi tía puso una sonrisa maternal. "Porque no vas a jugar un rato por ahí, quiero seguir conversando con tu primo, ¿Si?"
Nos miro a ambos antes de bajarse de los brazos de mi tía. "Ta bien". Aiko se fue corriendo por la sala.
"Es una buena niña". Dije mientras seguía con la mirada a Aiko.
"Si... Lo es"
"No sabía que habías tenido una hija". Mire a tía.
"Bueno, quien no viene a visitar a su Tía después de cuando tiempo". Entrecerró los ojos mientras se cruzaba de brazos.
"Ah... Lo siento por eso, es que estuve bastante ocupado". Me disculpé. Agaché un poco la cabeza y puse mi mano sobre la parte trasera de mi cuello.
"Lo sé, no te preocupes". Ví que su expresión cambio a una de tristeza. "¿Cómo la estás pasando?"
Abrí los ojos un poco sorprendido. "Bueno... No sabría decirte". Puse una sonrisa triste.
"Sabes que está es tu casa ahora, ¿No?. Ya no hace falta que estés solo nunca más". Mi tía puso una mano sobre mi hombro con una sonrisa gentil.
"Si... Gracias Tía". Limpie las lágrimas que estaban apunto de salir de mis ojos.
