¿Crees que una app de citas sea realmente eficaz?
Bueno, yo creí que no...
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—Londres, Inglaterra —
Había la peor noche de insomnio, no le ha pasado esto desde hace mucho tiempo, inclusive decidió descansar su cuerpo unas horas antes, pero parece que esto sólo afectó al obsesivo rutinario de su cerebro quien se ha adaptado a enviar energía más hora de lo normal para trabajar. Sólo pudo dar vueltas en la cama e intentó dormir en otra posición, pero nada funcionó y ahora tiene dolor de cabeza.
Al llegar a su empresa, saluda a los guardias y contiene un bostezo hasta que está en el interior del ascensor. Los únicos que verán su boca abierta como un koala perezoso son los empleados de seguridad, y sí no quieren ser despedidos es mejor que no mencionen esto, puede tolerar que hablen de su pasado, pero no de su falta de sueño. Camina automáticamente después de salir del elevador y rápidamente se encuentra con su secretaria.
—Buenos días, señorita Luthor.
—Hola, Jess, ¿Qué tenemos para hoy?
—Sobre eso... — Ajusto sus gafas de mosca, mirándola — Creo que primero debe ver lo que hay en su oficina, y quiero que sepa, hice todo lo posible para evitarlo, pero...
—¿Qué pasa Jess? — Cuestiona confundida — ¿Es mi madre? — Susurra aterrada — ¿Por qué no me llamaste? ¡Podría estar rumbo a Sicilia ahora!
—No, no se trata de su madre — Sonríe con nerviosismo — Sólo...
Jess podría empujarla de no ser su jefa, ya que sus gestos corporales le indican que eso quiere hacer, así que la mira por última vez, notando cuán nerviosa está y con el ceño fruncido, abre la puerta para ingresar. Rápidamente examina la oficina hasta que se encuentra con una mujer, aunque quizás "Mujer" sea demasiado grande para esta rubia que está sentada en su sofá, es muy joven, probablemente tenga 18 años, o eso espera, ya que sus pensamientos no son adecuados ahora, sobre todo al verla tan adorable y atractiva, contemplando una pieza del ajedrez, el Rey Negro, y se pregunto qué estará pensando, aunque esa no debería ser la primera pregunta que deba generar su mente.
—¿Quién eres y que haces aquí?
—Uh Oh... — La ve hacer malabares para evitar que la pieza caiga al piso, y al dejarla en su lugar, viene hacia ella, sonriendo — Hola, soy Kara — Extiende su mano y al verla tan cerca puede notar cuán alta y atlética es — Y estoy aquí para llevarte a nuestra cita o ¿Desayuno? — Comienza a divagar y mi enojo se acumula.
—¿Cita? ¿Desayuno? — Ignora su saludo y se dirijo a su escritorio — Mira, quien sea que te haya contratado para esta broma, será mejor que me des su nombre si no quieres ir a prisión — Ella la sigue y ahora nota cierto aroma a alcohol emanando de su cuerpo — Entiendo, estás ebria y por eso es que interrumpiste en una empresa así.
—¿Broma? ¿Prisión? ¿Ebria? — La mira con gesto confundido — No, nadie me pagó para esto y trabajo en un bar, por eso el olor, además tú fuiste quien me envió un mensaje en la app de citas para que viniera por ti a esta hora ya que prefieres los desayunos en una cita.
—¿Qué? ¿App de citas?
—Sí — Comienza rebuscar en el bolsillo de su chaqueta, sacando el celular y le muestra un mensaje de una cuenta con su foto y sabe con eso, quién está detrás de esto — ¿Lo ves? No estoy aquí ebria o por una broma.
—Voy a matarla — Dice, tocando el puente de su nariz con enojo.
—¿Matarla?
—Escucha, eh...
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LOVEAPP?!
Romance¿Crees que una app de citas sea realmente eficaz? Bueno, yo creí que no... Así es como inicia todo, un malentendido que une a dos personas que aunque tarde, lograron por fin encontrarse y todo gracias a una amiga malvada.