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No se que hora es, me he despertado con los pequeños rayos de luz que se cuelan por las rejillas de la persiana deberán de ser las 10. Aunque no quiero tengo que ponerme de pie porque por mucho que quiera no puedo pasarme la vida tumbada en mi cama llorando y lamentándolo.

Al llegar al baño de mi pequeño pisito me quedo un rato mirando mi reflejo en el cristal tengo mi pelo rubio muy enredado, los ojos rojos y la piel muy pálida, yo creo q si mi propio reflejo me aparece a las 3a.m. saldría corriendo. Termino de maquillarme y asearme y entro en mi rincón favorito, mi estudio tiene un pequeño ventanal donde esta el ordenador con el que suelo escribir mis historias, rodeado de un montón de estanterías llenas de libros. Ya me los he leído todos como 2 veces mínimo, empecé a leer un poco antes de que... pasara todo lo de Stella y odio tener que coger mi coche para ir al pueblo mas cercano donde hay una librería que esta a 30 minutos.

No desayuno ya que no tengo ni comida ni me apetece comer, me pongo algún top que encuentro y unas mallas y salgo al correr. Cuando me aburro de hasta mis propios pensamientos es lo que hago: salir a correr.

Al salir del edificio me encuentro con Margot una vecina que vive dos calles mas arriba. Recorro todo el pueblo que esta lleno de vegetación, me encanta la primavera siempre esta lleno de verde y puedo sentir que respiro de verdad, sigo corriendo hasta llegar a la plaza no es muy grande pero tiene algunas tiendecitas y una fuente en medio. Me resulta raro que no haya nadie normalmente hay unas cuantas personas paseando por aquí, de repente un monto de aplausos salen de unas calles mas arriba, decido ir a mirar y hay un montón de personas reunidas alrededor de un local que hace de esquina.

-¡Evelyynn!-Cuando giro la derecha veo a Annie. Ha sido como una madre para mi desde que llegue aquí.

-Hola- Saludo con una sonrisa

-Te he llamado como 50 veces ¿Dónde tienes tu teléfono?- Hace una pausa y respira hondo.-Bueno mira han abierto una nueva librería- señala una tiendita que tiene unos cuantos libros en el escaparate, hay un chico al lado con una gran sonrisa.

-¡No me lo puedo creer! ¿Me estas diciendo que no tendré que recorrer medio Francia para comprar unos libros?!!

-Eres una exagerada, pero si.

Me quedo mirando un rato mas hasta que Annie propone tomarnos un café. Vamos a una cafetería a la que vamos siempre, venden unos donuts que están para chuparse los dedos.

-Eve- Dice en medio de un silencio en el que solo comemos donuts y tomamos un café.

-Dime.

No dice nada solo me mira fijamente a los ojos como si pudiese ver mas allá de mi piel como si me pudiera descubrir por dentro. Aparto los ojos incomoda y Annie arrastra su mano por la mesa hasta me coge la mía.

-¿Estas bien?- Dice de repente, Asiento- No me mientas Evelyn

-De  verdad estoy bien Annie no tienes que preocuparte por mi soy mayor y se cuidarme solita por eso me fui de casa, ¿recuerdas?- Digo, Annie nunca paro de preocuparse por mi desde que llegue.

-Eve que seas mayor no significa que no necesites ayuda yo tengo 40 años y a veces no esta mal pedir un poco de ayuda- Se vuelve a recostar sobre la silla- ¿Cómo están tus padres?- Dice cambiando de tema, me conoce muy bien y sabe que me cuesta mucho hablar sobre  mis sentimientos, pero no se si preferiría hablar sobre mis sentimientos o mi familia.

-No se, hace mucho que no los llamo, tampoco me importa- Digo intentando parecer convincente.

-Bueno voy a ver como esta Michelle luego nos vemos - Se levanta y se despide con la mano. Michelle es su hija tiene 2 años menos que yo, no me llevo muy bien con ella pero tampoco la odio... O eso quiero hacerme creer.

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⏰ Última actualización: Jun 01, 2022 ⏰

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Por tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora