ᴇɪɢʜᴛ

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El silencio que reinaba era solo interrumpido por las piezas metálicas de las armas que estaban siendo ensambladas, a pesar que no habían sido disparadas, ellas cargaban un olor a oxido y polvora que cualquiera reconocería, más aquellos que habían crecido en los barrios bajos como lo había hecho Bakugo. 

A su diferencia, Kirishima y Todoroki  que habían nacido en cuna de oro apenas las conocían por primera vez en su vida. 


La voz del instructor sonaba cansada y ruda por igual, sabían bien que se habían metido en la boca del lobo, pero tenían que seguir, tenían que aprender si querían sobrevivir, porque ese era su objetivo, poder salir de ahí todos vivos y lograr vivir una vida donde no se arrepintieran de nada. 

Kirishima sabía bien que si podía pedir que lo sacaran de ahí, por algo su padre era el alcalde, sabía que Todoroki estaba en una situación parecida. Era normal tener miedo, eran niños, solo habían ingresado porque Bakugo fue obligado, solo querían proteger a uno de los suyos, solo quería tenerlo cerca de su vista porque sentían que si le quitaban la vista de encima se esfumaría sin poder evitarlo. 

Sabe que Todoroki piensa lo mismo porque fue él quien se lo dijo en un comienzo. 

Sabe bien lo importante que es para Todoroki la existencia de Bakugo solo por la forma que lo mira, solo necesita una mirada por parte de ellos para saber que su destino era protegerlos, que su misión en esa vida era lograr que ellos estuvieran juntos la mayor parte del tiempo, porque sus almas eran una sola, porque aunque no habían empezado bien, se querían, se necesitaban y anhelaban tanto que sabía que ni siquiera el dios de la guerra se atrevería a separarlos, pero también sabía que habían personas mucho peores que los dioses y era su deber protegerlos de ellos. 

Porque no veía una vida donde ellos tres no estuvieran juntos, incluso si eso significaba dar su actual vida para proteger la futura. 

Into destiny 『BakuTodoBaku』Donde viven las historias. Descúbrelo ahora