1. Como un despertar al amanecer

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Mykonos, Grecia
Mayo 17, 2024

Realmente no se como llegue al punto de sentarme en mi pequeño sofá después de años de ignorar mis habilidades literarias. Han pasado miles de cosas estos últimos años desde la última vez que escribí una historia similar a esta, y en una situación similar, con un un cigarrillo en mano y de igual forma una taza de café reposada en la encimera de la cocina, que si ahora caigo en cuenta me da mucha flojera ir a buscarla pero el café es vida y en este momento son las 2 de la mañana por lo que debo mantenerme despierta el mayor tiempo que pueda. 

Bueno... no se como empezar esta historia porque parece ser que he olvidado cómo se escribe una novela, un cuento, un poema... dejé de escribir y publicar las cosas que se me venían a la mente después de cierto punto en mi vida donde llegué a quebrantar miles de cosas dentro de mi cabeza y mi vida. 

Va quiero escribir sobre una historia de amor, pero no de aquellas típicas que conocemos donde el protagonista se queda con la chica o la vida parece un manantial de desesperanzas opacadas por ciertos momentos de alegría que pretendemos conservar a medida que avanzamos la historia, pero tampoco quería hablar sobre una historia tan trágica como aquellas donde uno de los personajes pierden al amor de su vida por un accidente, una enfermedad, o lo que represente la muerte, tampoco quiero hacer una historia tan ácida y poco creíble que de esperanza a mis lectores de vivir un romance de envidia pero tampoco quiero llenarla de cursilería y finalmente desenterrar una desilusión frenética que no les haga creer en el amor.

Creo que ya se como voy a iniciar esta historia pero antes, querido futuro lector que está leyendo esta pequeña introducción a mi mente y al mundo que llevo dentro... te tengo que hacer una pregunta, ¿Crees en el amor y si es así cuál es tu definición del mismo? Bueno sin más rodeos empiezo esta historia suponiendo que se algo del amor...

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Buenos Aires, Argentina
Junio 15, 2018

No he sido muy partidaria del amor, en realidad, lo considero una emoción atípica en cuanto a relaciones en pareja se trata. Para mi, el aceptar que el amor llegaba a mi puerta es un martirio constante. La idea de mi persona enamorándose era tan escalofriante que el asco que representaba sentir algo bonito, una especie de cariño diferente por alguien, era simplemente algo impensable. En especial el sufrimiento que representaba el aceptarlo. 

No me considero una persona idealista con altas expectativas en el amor, mucho menos cuando durante estos últimos años ese sentimiento ha sido un algo vano e insensato que puede destruir hasta la última gota de esperanza dentro de un alma siniestra, que poco a poco se va apagando cual una llama que mantiene la luz en la oscuridad, prácticamente cuando el viento o aquel dejo de felicidad se aplaca hasta desaparecer. 

Aquella ceniza... ese último aliento de fe que mantiene alguien cuando se vuelve a enamorar, cuando vuelve a ver nuevos ojos y una nueva oportunidad delante de ella pero... que tan cruel puede ser el destino que cuando empiezas a curarte de tu primer amor, te presente aquel que tu vas a considerar el amor de tu vida, tu alma gemela...

Pero no quiero recordar algo que solo me trae melancolía cuando estoy a punto de alcanzar mis sueños, cada mañana recibo una llamada diferente de distintas universidades alrededor de Europa hasta recibí la llamada de una universidad en Alemania, lo cual era algo casi imposible de considerar hace unos años atrás, lo malo es que hace tan solo un año era impensable, tan solo la idea de... fui tan idiota en ese entonces. 

Finalmente aquel sueño que veía tan lejano está presente ante mis ojos, la universidad a la que tanto anhelaba entrar me había aceptado la solicitud, después me ofrecieron una beca tanto por ser una estudiante BI como por ser una estudiante latinoamericana. (Hago un paréntesis aquí porque probablemente tenga que explicar que es Bachillerato Internacional; es un programa internacional que pretende dar una educación de alto nivel a aquellos colegios partícipes). La verdad es que en mi país este programa no sirve para maldita la cosa, y para aquellos que se quedaron me van a dar la razón, pero bueno volviendo a mi realidad, este programa ha permitido homologar ciertas materias, cosa que me permite no dar todo un semestre en la universidad. 

- Siempre en tus pensamientos Santos? Sonreí involuntariamente al escuchar como mi apellido sonaba desde aquellos labios que por alguna razón generaban cosquilleo en mis oídos. 

- No es algo de tu incumbencia Naranjo. Respondí de manera cortante, puede causar mil cosas en mi pero la simple idea de evaluar qué es lo que me pasaba me aterraba, mucho menos aceptarlo. 

- Tan fría como siempre, no? Mi mente encontró cierta paz dentro de todo lo que sucedía o más bien de todo lo que estaba llevando por dentro, su simple presencia a mi lado representaba un cierto grado de satisfacción, es como estar en pleno mar durante el atardecer. 

- Siempre contigo Naranjo, no hay una razón específica para explicarte porque actuó así contigo. No regresaba a ver porque de alguna u otra forma ver aquellos ojos que recordaba el sabor del café por la mañana, verle a los ojos determinaba tanto como empezaría a comportarme distinto con ella, cómo con ojos soñadores regresar a ver sus mares de chocolate era mi perdición. 

- Cuando será el día que me mires a los ojos mientras hablamos? Mi sonrojo se hizo presente y sentí mi cara arder pero no podía dejar que me viera y mucho menos sepa qué efecto tenía sobre mí aquella mujer de baja estatura que me veía expectante, no lo digo porque la vi sino porque su mirada estaba incrustada en mi cuello. 

- Sigue anhelando ver mi preciosos ojos. Dije de manera narcisista y sarcástica ante esa chica que tanto causaba en mi interior. 

En un segundo, prácticamente invisible ante mi mirada, la tenía de frente sosteniendo una gran pila de libros en sus brazos, sin embargo, se tomó el tiempo de buscar mis ojos, hasta que lo logró... Mi mirada se cruzó con la suya, miento al decir que no sentí electricidad traspasando cada célula de mi cuerpo. 

Esto no estaba bien... 

No me gustaba lo que sucedía... 

No lo aceptaba...




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