Monstruo

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Un rubio de ojos azules corrió hasta esconderse en el armario como si su vida dependiera de ello, se sentó siendo ocultado por la ropa colgada y cubrió su boca para evitar hacer ruido, aún así lograba escucharse un poco de su respiración errática, por un momento dejo de respirar al oír como unos pasos se escuchaban en la habitación, como si alguien lo buscará. Apretó los ojos con fuerza tratando de no perder los estribos, quería llorar, gritar y romperse, pero no quería ser descubierto por aquel que lo estaba esperando.

Los pasos se alejaron y por fin se permitió respirar, abrió un poco la puerta del ropero mirando que nadie siguiera ahí, despejado, solo así se permitió salir de su escondite cerrando aquellas puertas, dejo escapar un suspiro de terror en el que permitía que todos sus miedos se fueran para después intentar recuperar la compostura.

Un hombre mayor entro a la habitación mirando como el rubio estaba recargado en el ropero con el aspecto de haber visto un fantasma.

—Ya vámonos súper nena.

—Dame... dame un momento viejo.

El hombre se retiró esperándolo fuera, el menor sabía perfectamente que tenía al contrario hasta los wuebos de su actitud, pero no podía quejarse, bueno, si podía, pero se resistía a hacerlo.

Gustabo García, esa era por la persona que estaba intentando hacerse pasar, pero en realidad era Toni Gambino, líder de una organización que estaba en el ojo del huracán, pero todo va de mal en peor, los policías y la interpol no eran precisamente el problema, si no, aquel hombre de antes, Jack Conway, súper intendente de Los Santos y actualmente Agente del Servicio Secreto de Londres, padre de Gustabo. Si tan solo ese hombre no fuera tan... cabrón todo sería más fácil.

Salió de la habitación de hotel y entro al auto de su "padre", este al verlo ya dentro arranco el auto conduciendo directamente a su actúal lugar de trabajo.

—Solo dilo... -dijo Toni mirando por la ventana-.

—¿Que quieres que diga? Tú eres quien no quiere volver a un psiquiátrico, no te quitaré el ojo de encima para que no te hinches a pastillas, eso es todo.

—¿Funciona contigo?

—No, pero sigo vivo.

—Pero te atormenta.

—Todas las noches sin falta -lo mira de reojo-. Son cosas con las que desgraciadamente tenemos que lidiar, asegúrate de que Gordon no sospeche.

—Lo intentaré -aprieta con su mano su camiseta nervioso-.

Llegaron hasta la comisaría y bajaron del auto, Conway se tuvo que separar de él un momento debido a que unos alumnos pidieron ayuda, Toni suspiro dispuesto a ir a los vestuarios, sin embargo, escucho un ruido extraño, como se cadenas arrastrándose por el piso... El monstruo... corrió hasta los baños de hombres y se encerró en uno de los cubículos, realmente no quería asegurarse si lo que escucho fue por un compañero o por culpa de su mente.

Escucho como la puerta se abría y las cadenas escuchándose cada vez más cerca, subió sobre la taza para que sus pies no fueran vistos.

Toni~

Apretó los ojos aterrado de que aquel monstruo lo nombrará, quería convencerse de que no era real, era producto de su imaginación, pero el miedo podía más.

Toooniiii~

El sonido de las cadenas se fue alejando hasta perderse, solo en ese momento bajo al suelo y camino hasta los lavabos, sentía lágrimas por sus mejillas y no quería que nadie le hiciera preguntas. Se remojo la cara con agua y se miro al espejo, desde hace algunos días no lograba ver su reflejo, solo veía una mancha borrosa, eso le hacía cuestionarse de si era una metáfora de que no sabía quién era, ya no era Toni Gambino, pero tampoco es Gustabo García ¿Quien es?

Salió de los baños y se cambió en los vestuarios, regreso al parking donde el mayor lo estaba esperando mientras se fumaba un cigarro, con tan solo una mirada se dió cuenta de que algo había pasado con el rubio, le hizo una seña de que entrara al auto y ambos ya dentro se alejaron de todas las cámaras de comisaria.

—¿Que paso? -pregunto Conway haciendo un plan para borrar las grabaciones de lo que sea que haya pasado-.

—No, no a pasado nada.

—Sabes que lo terminaré viendo en las cámaras.

— ... no verás nada, solo a mi actuando raro en los baños.

—Dejame ayudarte, estamos juntos en esto.

—No a sido nada, deja de insistir -comienza a mover su pierna- no me dejas ayudarte así que no pretendas que yo si me voy a dejar.

Hace una mueca de enfado —En la guantera están las pastillas de Pogo.

No lo pensó mucho, abrió la guantera viendo un frasco de pastillas y lo agarro pasándose una pastilla, no pasaron si dos segundos y comenzó a sentir mucho sueño, acabo dormido dejando caer el frasco.

Lo mira de reojo —A veces eres muy ingenuo, pero mejor que estés así o que escuches cosas raras como un esquizo, ni siquiera Gustabo llegó a tener tantos problemas como tú, le hiciste un favor pero de nada sirve si tú terminas igual o peor.

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Opiniones?

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