Pelados Vs. Con Cáscara (Para los amigos: "El de los maníes!")

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―Si es ahora, no ha de venir;


si no ha de venir, será ahora;


si no es ahora, aun así vendrá:


todo está en la disposición.‖


SHAKESPEARE : HAMLET
El verano pasado yo tomaba cerveza en el bar donde acostumbro parar.


Un plato contenía veintidós maníes. Pelados Vs. Con Cáscara, y el que suscribe, los hacía


jugar y relataba el partido imitando al Oriental.


Ya sé que cuando uno pasa los treinta y repite cada martes este cotejo, está más cerca de


la estupidez que de la inocencia.


Las dos o tres primeras semanas les cause gracia y hasta vergüenza ajena, pero con el


tiempo no solo me gane el respeto de todos los parroquianos, si no que me esperaban


ansiosos y cuando me faltaban unos cincuenta metros para llegar al bar uno corría hacia


adentro gritando, ahí viene!


Me sentaba, pedía la cerveza, y Abel, el mozo, cada vez me traía menos maníes para que


rápidamente me quedasen solo veintidós.


Los muchachos se acercaban a mi mesa, mientras yo lentamente pelaba los once


elegidos, después sin levantar la cabeza empezaba a relatar, con cierta destreza, debo


reconocerlo. Como un marionetista movía los pequeños y salados jugadores, el clima era


propio de un estadio y aun sin mirarlos vivía y sentía la mutación de los hombres calmos


a descontrolados, fanáticos, gritos, puteadas y elevadas apuestas dominaban la escena.


Al final de cada encuentro se sucedían gritos de euforia, luego murmullos, hasta alcanzar


la calma habitual.


Yo me relajaba, guardaba a los jugadores en el túnel, o sea mi boca, y con el último trago


los tragaba.


Fue uno de esos tantos martes, final de la euforia, estando solo en mi reñidero,


disfrutando el último trago cuando oí una voz que me decía
- ¿Me puedo sentar Víctor Hugo?


Lo de Víctor Hugo me sonó a carcajada, pero asentí con la cabeza.


Entonces la tuve ahí, sentada frente a mí. Nunca una mujer tan hermosa compartió mi


mesa, intente disimular el cansancio y hasta me peine con las manos mirándome en sus


ojos.


- ¿Te puedo hacer una nota?, preguntó.


- ¿Una nota?, agregue desorientado.


- Si, para una radio.


- No será Cont...?


- ¡No!, es una FM que está en Floresta, pero tiene bastante alcance.


Mire el techo y el más pequeño de mis ratones me observaba con cierta compasión.


Creo que contesté sus preguntas, no lo sé, yo solo la imaginaba desnuda hablándome.


Cuando dio por terminado el reportaje me interesé por el nombre de la radio.


- ―LA LUNA‖, se escucha en el 84.3, entre las 19 y las 20hs. Y mañana sale al


aire esta nota.


También maldigo mi curiosidad por querer saber el nombre del programa.


- ―PERSONAJES‖, respondió con una sonrisita tonta.


- ¡Abel!, - el mozo se detuvo.


- Una cerveza, grité.


Sus pequeños ojos de niño se encendieron. Todos pero todos callaron, seguro esperando


excepcionalmente un segundo partido.


- Abel, querido, otra cerveza por favor, pero sin maníes...



Cherka. - Enero 2012

Amor, Café... Y Esas Cosas..Donde viven las historias. Descúbrelo ahora