De Cómo Franc No Conoció La Lívida Luz Del Sol

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Siempre me ha fascinado caminar por las noches, sobre todo en estas calles de la ciudad. Tan frescas y tan llenas de vida. He decidido escribir mis caminatas nocturnas, ya que a veces suceden eventos inesperados o situaciones surrealistas, por ejemplo, el viernes estaba comprando una botella de agua en un puesto cerca de la primaria "Johnny Sins" de repente un perro me saltó sobre mi camisa holgada con estampado de la cara de 2Pac, caí al piso como un saco de carne y huesos, no podía decirle que se detuviera, porque desconozco el lenguaje de los animales. Sólo movía mis manos en direcciones aleatorias. Con tal de alejarlo, decidí darle una patada en sus testículos caninos. Funcionó. Por suerte no me mordió, solo tuve uno que otro rasguño de sus asquerosas patas y estaba repleto de saliva mi cara. Interpreté al perro bastado que sólo deseaba jugar conmigo. Siempre he preferido a los gatos antes que a los mugrosos perros. Los gatos son tranquilos, he tratado con callejeros y siempre me ronronean, eso es una de las cosas que me gustan cuando camino por las heladas noches de la ciudad.

Ahora mismo, me encuentro escribiendo ya cuando está por amanecer. Desconozco la hora de mi tiempo. Desearía poder ver la lívida luz del día, desgraciadamente me acostumbré a mi vida nocturna y hago todos mis deberes justo cuando el sol se duerme, mientras en el transcurso del día, lo procuro para descansar mi cuerpo. Bueno, empezaré a narrar cada noche, cada caminata, cada suspiro que logre soltar. Hoy es domingo por la madrugada. Dormiré. Mañana les hablaré de cómo me encontré un porro de mariguana cerca de una banqueta.

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