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En aquella secundaria era imposible no escucharse las risas y voces de todos los alumnos que asistieran al plantel, se podía visualizar a una buena cantidad de jóvenes convivir y sobre todo bromear y jugar entre ellos, esa época del año para ser sinceros era la mejor que podía pedir Takemichi Hanagaki, el tipo raro de la secundaria Mizo, aquel chico solitario que con frecuencia, por no decir siempre, se le podía encontrar sentado debajo de un árbol a la hora del almuerzo

-Dios, Takemichi, hace demasiado frío, sería mejor que comas con nosotros, cuantas veces te lo hemos dicho?, no hay problema con que estés junto a nosostros- reclamo el adolescente que venía llegando, ojos esmeralda y cabello rubio siendo divido en la parte más baja por un color más oscuro

-Chifuyu... no te preocupes, estoy bien aquí, me gusta- respondió Takemichi regalandole una sonrisa sincera- y sobre estar con ustedes, lo sé, solo que no termino de acostumbrarme

El oji esmeralda dio un ligero suspiro, no había de otra, volvió a girar sobre su lugar dejándolo al frente de las aulas de donde cuatro cabelleras se asomaban esperando indicaciones

Chifuyu tomó aire para luego poner sus manos sobre su boca en un intento de altavoz —¡No entrara, traigan sus traseros para acá!— grito para luego observar como aquellos cuatro chicos salían por la ventana a tropezones cargando pequeñas cajas o bolsas en sus manos

Ahora los cinco chicos se sentaron junto a Takemichi quejándose por el frío que había

—No era necesario que vinieran, de verdad...— solto el ojiazul mientras observa a los demás frotar sus manos para obtener calor

—Y tampoco era necesario que almorzamos otra vez sólo debajo del árbol— respondió Akkun, un chico de cabellera color ciruela y con un peculiar peinado

—Te lo hemos dicho antes no?, no hay problema con que almuerces con nosotros- secundo Yamagishi, un chico de cabellos castaño con lentes

—Claro que hay problemas... la última vez los molestaron por los de Kiyomasa por mi culpa...— solto el menor en un susurro audible solo para el, no tenía el valor de decirlo con las probabilidades de que lo regañaran nuevamente o posiblemente terminen alejándose de él

El miedo a perder aquella imagen de esos cinco chicos junto a él mientras reían y se robaban la comida mutuamente era algo de lo que temía perder, ya ha perdido bastante a lo largo de su existencia

—Si no te vas a comer ese rollo de huevo me lo comeré yo— dijo Makoto un chico de cabello negro peinado hacia atrás, el más alto de entre todos

—¡Hey! ¡Makoto, sabes que Takemichi apenas toca su comida, no se la quites!— regañó Takuya, un chico de cabellos rubios y largo con los ojos color ambar

Takemichi podía escuchar los regaños y risas de todos esos chicos que hace apenas un mes conoció, decir que era lo mejor que le había pasado era poco

—Pero miren quienes están aquí— dijo un chico recién llegado seguido de otros que empezaron a rodearlos

—El rarito logró que estos chicos realmente se quedarán con el — burlo otro chico

—Tal vez los raritos se juntan entre sí — burlo otro más

—Bien, bien, ya callense, a lo que venimos — dijo el quien parecía ser el jefe de aquel grupo de abusadores, Kiyomasa

—Me parece que el día de ayer te dije que te quería en la entrada y nos siguieras como la puta que eres, no es así bicho raro?— pregunto Kiyomasa observando enojado a Takemichi que solo se encojio en su lugar

Takemichi apretó sus puños y mordió sus labios tragandose las ganas de llorar

—Lo siento, llegué tarde, no pude...—no logro terminar de hablar cuando la mano de Kiyomasa lo agarró del cuello de su suéter con brusquedad

°●DESGRACIAS●°Donde viven las historias. Descúbrelo ahora