La noche antes del primero de septiembre estuvo repleto de caras tristes y lloros en el Caldero Chorreante. Al principio Nik parecía comprender la situación en la que se encontraban e hizo pensar a Janet que, aunque triste, ya se había resignado a que el primero de septiembre debían separarse. Pero Janet se equivocaba. Mientras recogía sus pocas pertenencias personales y las guardaba en la maleta oyó unos sollozos provenientes del baño. Cuando su primo salió del baño se aferro con todas sus fuerzas a la bruja y le suplicaba que no se marchara.
- Yo tampoco quiero marcharme, pero ya lo hablamos. Dumbledore prometió que estarías al cuidado de una familia maravillosa y de confianza que te cuidará hasta que acabe mis estudios. Además te mandaré un pontón de cartas, nos mantendremos en contacto. Y en las vacaciones regresaré a tu lado. Ya verás como el tiempo se pasa volando.
Pero el pequeño de 9 años seguía sollozando. Por suerte en la noche consiguió conciliar el sueño, pero no accedió a acostarse sin su prima. A altas horas de la madrugada sólo se lograba percibir la ligera respiración de Nik. Por otra parte, Janet no lograba apartar los catastróficos pensamientos de su mente, los cuales le impedían poder dormir. "¿Y sí atacaban a su primo conmigo fuera en Hogwarts?" "Yo no se hacer magia, llevo años fuera del mundo mágico, ¿Qué voy a hacer respecto a eso?" "Soy mestiza, ¿Los prejuicios de la sangre seguirán patentes?" "¿En verdad deseo esto?" "Mis amigos no tienen idea de nada de esto, simplemente me marche y no saben ni a donde. ¿Eso significa que ya no podré volver a mi vida de antes?"
Lo único que deseaba es que todas sus preocupaciones cesaran, volver al Nº48 de "Harmet Pride" y hacer skate con sus amigos. Quizás despertase una mañana con todo lo ocurrido convertido en un mal sueño e ir corriendo a contárselo a Hanna. Volver a su destartalado instituto en lo alto de la colina donde este año podría coincidir con Benedict Mcmolden, su interés amoroso desde el anterior mayo. Deseaba con todas sus fuerzas una vida normal, pero el destino tenía otros planes, unos planes que Janet desconocía, pero que no le había traído más que desgracia desde aquel fatídico día.
El sol volvió a aparecer unas horas después y Janet seguía tan despierta como la noche anterior. Se fue al baño a lavarse la cara y posteriormente levantar al Nik, quien aun se encontraba durmiendo plácidamente. Se despertó un tanto asustado de haberse pasado de la hora y encontrar que su Janet se había marchado sin despedirse.
- Es hora de desayunar.- Le comunicó dulcemente y juntos bajaron, encontrándose a Tom, el propietario del bar/hostal, quien les esperaba con una sonrisa y unos huevos con bacón como primera comida del día. Nik se la paso hablando y haciendo preguntas de como era aquella escuela. Las respuestas por parte de Janet eran un tanto escuetas para el gusto de la curiosidad del joven, pero las aceptaba y las guardaba como un tesoro. Janet tampoco sabía tanto de Hogwarts. Si, su padre le contaba historias, pero eran más de lo bien que se lo pasó allí que del propio colegio. Ni siquiera le había contado en que consistía la selección.
Al cabo de una hora y un desayuno contundente apareció Greta acompañada de Justin, el auror que conjuró el hechizo Desmayus a los vecinos de los jóvenes.
- ¿Está todo listo? Es hora de encaminarse al anden antes que pierdas el tren.- Dijo Greta con tono severo y cara de pocos amigos. No le gustaba tener que dejar de lado actividades más importantes de aurores para tener que acompañar a una niña a su primer día de escuela.
- Yo también puedo acompañarla a la estación, ¿verdad?
Mientras Janet bajaba su baúl lleno de todo lo necesario para ese curso, ambos aurores se miraron y Justin fue el primero en hablar.- Lo siento chaval, pero los muggles no están permitidos en el anden nueve y tres cuartos.- Lo dijo con una leve sonrisa aunque con un deje al pronunciar la palabra muggle.
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Janet Vaddel - Marauders era -
RandomHogwarts, magia, animales fantásticos... Todo eso parecía sacado de un cuento de hadas y brujas, uno contado hace muchos años. Janet aún se acordaba de la ilusión de su padre al contarle como algún día podría estudiar como él en aquel mágico colegi...