Capítulo 1: El comienzo del viaje

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Ya son las doce dijo la señora Flecher. Como era verano la familia se iba de vacaciones en el ultimo viaje de la larga vida que tuvo el expreso 345 de California para ver el puente que atraviesa el río colorado porque les había tocado el premio de ese viaje en el sorteo que se celebraba todos los años en su humilde aldea, la aldea Wisnstown.

-|Mamá!...|Mamá! ¿Dónde están mis maletas?-Dijo el hijo menor de la familia-. Tengo que meter los bañadores. 

-Cariño, tienes que coger los billetes- Dijo la señora Flecher-. |Oh señor..! ¿Por qué tengo que estar yo pendiente de todos?  

El día era muy soleado y con nubes blanquecinas que parecían transparentes por efecto del sol. Las flores lucían con gran esplendor que acompañadas por la luz, la brisilla, el canto de los pajaros que inundaban el cielo y el hermoso sonido del vaivén que hacían las olas en su armonioso baile en el mar hacía que todos los habitantes de la aldea y mas que nadie los Flecher estuvieran en paz, armonía…..  en resumen, una aldea idílica para vivir. 

Cameron, el padre de la familia disfrutaba de su aromático café importado desde Colombia sentado en el porche mientras leía el periódico que le repartían muy temprano todas las mañanas mientras se dió cuenta de que Kacy, la mediana de los tres hermanos corría de un lado para otro como alma que lleva el diablo y le preguntó:

-¿A que viene tanta alegría hija?   

Dijo mientras se contagiaba de la alegría de la pequeña.

-|Papá! ¿Es que no recuerdas que será mi primer viaje en un tren tan antiguo?

Y era cierto, era su primer viaje en una máquina que funcionaba a vapor, es mas, nunca había visto una tan de cerca como la iba a ver ese día. Mientras acababa de leer la últuma página, Cameron se dió cuenta de que aunque no mucho pero para ir con tres niños y maletas la estación le pillaba un poco retirada de la casa y fue cuando le dijo a Luke, su hijo mayor:

-|Luke!… |Luke! ¿Dónde estas?. Sabes de sobra que tienes que ir al centro para reservar un taxi para poder salir a nuestra hora y no perder el tren. |Luke! 

-Papá, no salimos hasta las cuatro y tardo muy poco en ir desde aquí a la cochera. |Me quieres dejar en paz! 

-Bueno pues haz lo que quieras pero ya sabes que si perdemos el tren...-Pero cortó la frase porque lo llamaba su mujer.

Luego de hacer un recado, el señor Flecher se volvió a sentar y se encendió un cigarrillo mientras mantenía su mirada en la pequeña Kacy porque según el ver tanta vitalidad, inocencia y alegría hacía que se olvidara de todo lo malo y lo relajaba mucho dado que el tenía un pasado tormentoso debido a que había servido durante dos años en la guerra y a veces el estrés postraumático lo atormentaba inundándole la cabeza con imágenes y recuerdos malos que solo Kacy sabía calmar.

La verdad es que Luke se sentía muy mal porque tenía que contarle una cosa a sus padres y hermanos pero la verdad es que esa cosa no era muy fácil de contar debido a que era un tema intimo y para el que nunca había tenido una relación muy buena con sus padres era mas difícil de lo normal decírselo. 

Mientras la casa estaba revuelta por lo del viaje, Luke se sentó en la sala de estar frente a la chimenea y empezó a pensar en como podría decírselo primero a su hermana Kacy, que aunque era mas pequeña que el, sabía que siempre había sido su persona de confianza y con la única que podría hablar de eso antes de dar el paso de decírselo a sus padres y hermanos. Entonces la llamó y le dijo:

-Hermanita… la verdad es que me siento fatal con un tema que me gustaría contarte. ¿Puedes hablar ahora?  

Ella que estaba terminando de hacer su maleta y mientras metía una camiseta le contestó: 

Asesinato en el expreso de CaliforniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora