Durante los últimos años de su vida, ella no lograba recordar ningún momento en donde se hubiera sentido así de feliz, segura y cálida, menos entre esos brazos. Jamás se imaginó que algún día él iba a contenerla, a ofrecerle lo más similar a un hogar después de que la guerra de los cinco reyes comenzará. Para Sansa, estar fundida mejilla a mejilla, raspando su tersa, blanca y maltratada piel con la frondosa barba de Jon era un momento surreal.
Habían pasado 6 largos años, Kingslanding y el infierno con los Bolton. Eran tantas las situaciones que no sabía por dónde empezar a construir ese vínculo que jamás había existido. Todos sabían lo desagradable que había sido de pequeña con él, por supuesto antes del fuerte golpe de cruda realidad que había tenido que padecer para crecer, pero a pesar de la lejanía que habían tenido de niños, él la miraba con profunda alegría, añoranza y amor. El abrazó fue largo tras la llegada, los testigos miraron con curiosidad a ambos jóvenes hasta que por fin el momento cesó y él la llevó hasta su habitación para que ella se instalara.
- No pensé volver a verte. - murmuró cuando por fin cerró la puerta de la habitación más amplia que existía dentro del castillo, mientras se acomodaba entre ella y el fuego.
- Ni yo... - respondió rápido, pero con pesadez. - Me siento un poco más en casa, tus risos negros me confirman que estoy en el norte. - bromeó, sonriéndole mientras se frotaba las manos.
- Has crecido tanto. - objetó, con una media sonrisa observando la altura, su largo cabello cobrizo y los rasgos Tully que eran tan marcados en ella. - Serás una hermosa señora de Winterfell. - añadió, dejando sobre su hombro un pequeño golpecito. -Esta es mi habitación, pero puedes quedártela, yo me acomodare con Sam. -
- Aún no estamos en casa Jon... Winterfell está en manos de los Bolton. - lo detuvo, tomando su mano y poniéndose de pie frente a él. - Me dan náuseas, solo tener que imaginar a Ramsay comiendo en nuestra mesa, en la mesa de papá. - soltó con odio, mirando hacia un lado. - Debemos sacarlo, mientras él esté en el poder, el norte no es seguro ni jamás lo será para los Stark. -
Jon le sostuvo la mano, acariciando su guante de piel y la miró directamente a los ojos, con esa confianza que había ganado a lo largo de su trayectoria dentro de la guardia nocturna.
- Hoy debes descansar, duerme un poco Sansa. - se aproximó y finalizó la conversación con un fuerte beso en la frente de la pelirroja.
Sansa no debatió, estaba agotada, se quitó poco a poco las pieles y las dejó caer, añoraba un baño, pero sabía que este debía esperar, no le acomodaba hacerlo en un lugar en el que había tantos hombres con dudosa procedencia y reputación. Estaba segura ahí con Jon, pero había aprendido muy bien a no confiarse del todo, eso se lo agradecía a Cersei y Little finger. Se metió en la cama y se dispuso a dormir un par de horas pues el viaje hasta ahí había sido agobiante, tanto como todo el viaje que había recorrido.
La noche había caído, el frío se elevó y los cánticos de los animales del bosque atravesaban la muralla llenando el silencio con diversos ruidos, pero fue la puerta y el toque tras ella lo que la hizo soltar el papel en donde escribía un par de memorias.
- ¿Sí? - preguntó ella levantándose de la mesita, sentándose sobre la cama.
Jon abrió tímidamente la puerta, asomó su rostro primero y luego entró del todo, cerrando tras de sí.
- Pensé que ya dormías. - comentó él, mirando fugazmente el suelo, sintiéndose un poco inquieto por las pocas prendas que su hermana traía consigo.
Sansa lo observó, con una extraña sensación de comodidad, se sentía extrañamente bien con él presente. Palmeó las pieles de su cama invitándolo a sentarse a su lado.
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Incorrecto - Jon X Sansa - One shot
RomanceEl paso del tiempo borra heridas, pisadas, cubre las casas de musgo, entierra bajo hielo... pero, el norte siempre recuerda. Ella lo recuerda y él a ella. Tras abrirse las puertas del castillo negro se da el tan esperado reencuentro entre dos Stark...