Painfull (QiuCheng) 19 DAYS

🅿🆁🅾🅼🅿: 𝐀𝐩𝐚𝐫𝐭𝐚𝐦𝐞𝐧𝐭𝐨

CW: Mención a la muerte.

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Su corazón bombardeaba sangre como loco. Apenas puso el primer pie en su apartamento, fue directo a lavarse las manos de forma compulsiva, hasta que sus nudillos se tornaron rojos y sus dedos estaban tan gélidos que le dolían.

Se quedó bajo la regadera durante largos minutos, tratando de vaciar su cabeza de los pensamientos que le invadían sin control. Tocaron la puerta del baño tres veces, pero no fue hasta que la otra persona habló, que cerró el grifo.

—Qiu... Sé que es difícil, pero te necesito.

Salió del baño, con una toalla rodeando su cintura, y cuando vio a Cheng parado contra la pared, respiró hondo y se guardó la impulsiva sensación de llanto. Fue a vestirse y a recoger sus cosas que, por la ansiedad, dejó tiradas en el suelo.

El casco de su moto tenía sus huellas digitales grabas en sangre seca. Qiu examinó la mancha y los recuerdos de esa noche le llegaron como una tormenta.

—Yo... maté a alguien —murmuró, teniendo consciencia de que Cheng lo escuchaba a su espalda—, le quité la vida a una persona.

Dando un brusco movimiento, miró a Cheng con los ojos llorosos. Se suponía que era fuerte, entonces ¿Por qué tenía tantas ganas de echarse a llorar? Ni siquiera conocía con antelación a esa persona, era un extra en su vida, pero aun así el remordimiento de su alma le hacía cada minuto más daño.

Cheng lo sostuvo por los hombros y lo abrazó. Los dos se agacharon, quedando arrodillados frente a la puerta principal. Dejó que Qiu se desahogara en su hombro. Le dio el permiso a mostrarse débil, por primera vez en su vida.

Una cosa era planear y decir la palabra muerte de forma hipotética. Otra, completamente diferente, era ejecutar el acto.

Era la primera misión que ambos hacían en conjunto. No sería la última, y a un le faltaban muchas vidas que cobrar. Con los años; la experiencia, trataría de parchear el dolor de esas defunciones, con vagas excusas morales.

En ese apartamento de alquiler, Cheng se encargó de implantar en la conciencia de Qiu, la misma mentalidad frívola que, durante las dos décadas de su vida, su padre se dedicó a enseñarle. Era su principio y su final. No iba a obligar a Qiu a hacer nada que no quisiera, pero ambos sabían que ninguno iba a dar la media vuelta.

Temían del futuro, como terneros. Pero eran testarudos e irremediablemente, valientes.

—Nosotros...

—Siempre.

Con los ojos rojos, Qiu se separó del abrazo y se limpió las últimas lágrimas que, Cheng, vería caer por sus mejillas.

—Fue nuestra promesa.

—Nunca la romperé.

Qiu asintió, caminando hacia la cocina descalzo y con sus latidos, recuperando su ritmo inicial. Antes de entrar, se detuvo en el umbral de la puerta y respondió.

—Yo tampoco.

Porque los dos eran leales y estaban demasiado enamorados para aceptar, que ese amor, los estaba marchitando.

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13.05

Ups...

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