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Cuatro hombres vestidos con batas blancas caminaban a la par por el largo y blanco pasillo que parecía interminable dado el horroroso ambiente que tenía el lugar, había varias puertas repartidas cada cierta distancia, que daban a las habitaciones ...

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Cuatro hombres vestidos con batas blancas caminaban a la par por el largo y blanco pasillo que parecía interminable dado el horroroso ambiente que tenía el lugar, había varias puertas repartidas cada cierta distancia, que daban a las habitaciones donde mantenían a todos los pacientes cautivos.

Los pasos de los hombres eran lo único normal que se oía, esto debido a que se podía escuchar con claridad los golpes y ruidos sordos provocados por los mismo pacientes, quienes ataban las paredes de los cuartos buscando una libertad que por desgracia no verían pronto, o al menos, hasta verificar su completa sanidad.

Los gritos descomunales que soltaban cada que querían por la enorme desesperación acumulada dentro de ellos gracias al encierro apenas hicieron estremecer a uno de los hombres, el cual le pareció demás extraño que los demás estuvieran tan adaptados a estos como para no asustarse o siquiera sentir un escalofrío en la espalda.

Aunque claro, no era nada sorprendente teniendo en cuenta que ese lugar era un hospital psiquiátrico. 

Menos para el novato, quien, a pesar de trabajar en la misma área, no acostumbraba para nada a escuchar ruegos y alaridos de pacientes.

Doctor psiquiatra Jeon Jungkook, veintinueve años, graduado con honores de la Universidad Nacional de Seúl y recién trasladado al hospital Asan, en su cede psiquiátrica. 

Ha trabajado con numerosos pacientes en estado crítico, sin embargo, ninguno se había comportado de esa manera tan salvaje y voraz como lo hacían las personas de ese hospital. Conforme avanzaba, los gritos parecían no parar e incluso empeorar hasta que pasaron por una puerta que llevaba a otra sala, similar a la anterior.

Allí las voces y clamores fueron amortiguados.

Caminaron unos cuantos pasos más adelante, parando frente a un ventanal que daba la vista al interior de un cuarto idéntico al de los demás pacientes.

Tras forzar la vista, el doctor Jeon logró divisar con la absurdamente escasa luz que lograba entrar a la habitación a una persona casi que en posición fetal, de espaldas a ellos, manteniendo la mirada en la pared.

 "De acuerdo, novato, él será tu paciente." habló el doctor Choi, jefe del área.

Jungkook abrió sorprendido los ojos, mirando al hombre mayor.

"¿Tan rápido, señor?"

El señor Choi bufó, palmeando el hombro del recién llegado para darle ánimos. "No te preocupes, es solo un chico, has lidiado con ellos antes, ¿No?"

Asintió, y tan pronto como lo hizo, unos pequeños tarareos provenientes del joven paciente llegaron a oídos de todos.

El chico se movió un poco, sin mostrar su rostro, poniendo una de sus manos en el suelo para estabilizarse. Jungkook notó que cerca de él yacía una especie de venda suelta y manchada con algo que alcanzó a ver.

No fue hasta que el chico giró su cuerpo pasados unos minutos al terminar su tarareo, bajo la atenta mirada de los doctores y lo vio.

Un rostro apagado, casi incoloro; cabello castaño levemente rizado, o quizá desarreglado y lo que ocasionó que su ser sufriera un susto fue su cara ensangrentada y mirada vacía.

Literalmente.

Porque su paciente parecía mirarlo, pero a la vez no, porque el chico no tenía ojos.

Porque su paciente parecía mirarlo, pero a la vez no, porque el chico no tenía ojos

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⏰ Última actualización: Apr 09 ⏰

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