Prólogo

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~Oscuridad... Es todo lo que veo... ~

La noche fría y tenebrosa destacaba más que otras veces. La luna parecía llorar también, se ocultaba detrás de las espesas nubes negras que según parece se preparaban para una tormenta. El silencio es aterrador... Ni una brisa, una niebla densa cubría las calles, calles que parecen salir del infierno, destrozadas, agrietadas... Entre la niebla, llegaba a notarse unos leves rastros de ceniza volar, pare que aún no estaban del todo apagadas. Chocaban contra las ramas viejas y secas de lo que fue una vez arbol vivo... Todo parecía muerto, ni un sonido de aleteo. Al fondo de toda esa tierra tenebrosa se encontraba un castillo que ocupaba el resto de las tierras. Oscuro como el carbón, decorado con sangre fresca que constantemente salía y se renovaba. De donde salía? No lo se fluía por los altos tejados puntiagudos, cayendo en pequeñas porciones formando charcos hasta que se forme de esos charcos lagos. Si, estaba rodeado de sangre, el interior no era muy diferente. Los pasillos crujía y se quejaban con cada paso, el aire apenas se podía respirar, olía a quemado, fuego y azufre. Picor, enrojecimiento, hasta perdida temporal de la visión causaba el aire de ese lugar. Hasta pareciera que tenía vida, las abitaciones, las puertas, es como si susurraran el nombre de su dueño y señor.

--₳ɃɆⱠɆɌ-- susurros qué perfora todos tus sentidos, los sientes tan cerca que pareciera que están en tu cabeza. Voces ásperas, pronunciación lenta, cada palabra causa escalofríos, sientes sus respiraciones, como si sus lenguas largas lsmiersn tu oreja luego soplarán en ella y nuevamente repitieran el mismo nombre.

--₳ɃɆⱠɆɌ-- Abeler... Es su amo? Las respiraciones de aquellos susurros podían volver loca a cualquier persona cuerda, cada vez se escuchaban más fuertes... Apenas logro oír mis pensamientos, tengo miedo, me encuentro totalmente sola... Hay oscuridad, mucha oscuridad. Solo oigo esas voces, y pasos, muchos pasos a mi alrededor, no hay ni una vela para encender. Ya de por si estoy mareada por el olor a azufre, mi cuerpo se debilitó, perdí mucha sangre. Lo último que recuerdo es esta cama fría en la que estoy actualmente acostada. El entorno rojizo sangre, las gotas cayendo, el sonido me vuelve loca, ese sonido de gotas cayendo jamás me gustó, me aterroriza y más en este momento en el que estoy sola. Miro a mi alrededor, no paro de mirar a todos lados pero sin éxito, lo único que veo es oscuridad, oscuridad y más oscuridad. Hasta que en algún momento empiezo a ver una luz como de una puerta abriéndose, y si, es eso, una puerta abriéndose pero lo que entra por esa puerta es peor que este lugar y está oscuridad. Un ser que se alimenta de mi sangre... No es solo mi sangre, también drena mi energía, mi vida, mi felicidad.

--Me hechaste de menos florecita? JE-- su voz, dura pero a la vez suave resuena en la habitación, el eco invade todos los rincones por un momento las gotas que caían se detienen y la habitación regresa a tener luz, una luz suave de color carmesí. TAP, TAP, TAP... Pasos lentos se escuchaban cada vez más cerca de mi, no podía destinguir la dirección por la que venían... El eco es grande, hacia que resuene en todos lados.

--La expresión de tu rostro en este momento... - --Suspiro--

--Pobrecita, tu corazón está tan acelerado. Sabes como es el corazón de los conejos? A la mínima se acelera, entonces --Paso--

--por curiosidad, tomas en manos a la pequeña criatura y sientes su latir, ese pequeño corazón sientes como late sin parar, cada vez más rápido. Tan frágil

Por alguna razón su voz suena cada vez más aterradora, ya no se escucha alto, es un susurro... Por qué me está contando esto? Pareciera cómo si se refiriera a mi...

El misterioso hombre cada vez se encontraba más cerca de la joven pelirroja. Su sonrisa burlona e malévola apenas se podía percibir debido a la oscuridad que sumergia la habitación. La respiración de la joven cada vez se llegaba a escuchar más fuerte, alterada,tenia miedo y es normal, no veía nada, solo oía.

Dulce Tentación Incubo Donde viven las historias. Descúbrelo ahora