El no poder dormir en las noches empezaba a ser un problema y más cuando necesito buscar un trabajo.
Tenía un plan un poco elaborado para cuando llegara a México, pero ahora que me encuentro en un cuarto en el DF y no sé por dónde empezar con el plan.Trate de dejar de lado todos mis pensamientos para poder dormir un poco. El sonido de un auto se escuchaba en toda la colonia.
desde la ventana podía observar un poco la calle donde se encontraba un auto estacionado al otro lado de la calle.Un hombre salió del auto cruzando la calle y quedándose parado en la entrada. Me levante de la cama para saber dónde estaba el hombre.
El seguro de la puerta principal hizo un ruido que se escuchó por toda la casa, temerosa baje lentamente las escaleras tratando de distinguir de donde procedía el ruido. No había nadie en la sala ni en la cocina dejando el pasillo de la entrada.
agarre el bat de baseball que está detrás el refrigerador; catrina me había dicho su ubicación por si alguna vez entraban a robar, vaya momento para que alguien quisiera entrar. podía sentir mis dedos temblar alrededor de la madera mientras me acercaba a la puerta lentamenteAl pasar la esquina encontré a un hombre, tenía su brazo izquierdo llenos de cosas mientras intentaba cerrar la puerta. Asustada encendí el foco del pasillo haciendo que notara mi presencia. Sus ojos cafés chocaron con los míos mostrando miedo, caían gotas de agua por su cabello
—¿hola? — dijo asustado moviendo su mirada del bate y después a mí
—¿quién eres tú? — pregunte tratando de que no se notara mi nerviosismo
—soy Gerardo, lo lamento, mis amigos viven en esta cuadra, pero creo que me equivoque de casa, tranquila yo en realidad vivo en frente— recordé de donde reconocía ese nombre; de la lista de reglas que me entrego catrina
—ohhh tu eres Gerardo, si catrina me contó un poco de ti —baje un poco el bate, pero el sentimiento de miedo regreso a mi haciendo que levantara el bate nuevamente — ¿Cómo sé que estás diciendo la verdad? — el chico con miedo levanto sus brazos
—en mi billetera tengo mi identificacion; puedo enseñártela, pero no me golpees.Acepte su petición sin bajar el bate. De manera lenta el dejo una bolsa en el suelo y agarro su billetera que estaba en su bolsillo derecho
su foto y nombre concordaban. Le regresé su credencial con pena por el espectáculo— lo lamento, soy Amélie, la nueva compañera de catrina y Viktor — mi voz finalmente estaba calmada
—no te preocupes, si un desconocido entra como si nada a mi casa actuaría igual o hasta peor que tú, lamento asustarte enserio. Por un momento creí que entre en la casa equivocada
—y... ¿qué haces aquí a las... —el reloj más cercano estaba encima del televisor, marcaba las dos cuarenta y cinco— casi tres de la mañana?
—acaba de terminar mi turno y a veces cuando quiero cenar y descansar vengo aquí, en mi casa hay demasiados animales que no puedo comer a gusto... puedes bajar el bate por favor, siento como si en cualquier momento me dieras un putazo en mi cabeza —dijo nervioso dejando sus llaves en la entrada, tenía el bate preparado para golpear; lo deje apoyado en la pared disculpándome otra vezGerardo entro dejando una bolsa de plástico en la mesa de la sala y paseándose por la cocina
—¿quieres una cerveza? —pregunto con la mitad de su cuerpo metido en el refrigerador, acepte — sabía que iban a tener un nuevo roommate pero, no sabía que ya habías llegado
—sí, llegue hace cinco días en realidad y... ¿cómo conociste a los chicos? — abrió su caja de comida, tenía sushi, me ofreció un poco, pero me negué
— pues conocí a catrina cuando llego, cruzamos unas palabras, pero no fueron muchas, hasta que su mascota enfermo y yo era el único veterinario que estaba libre y al año llego ViktorLe daba tragos largos a la cerveza; no era una persona que le gustara la cerveza, pero esta era deliciosa, Gerardo comía tranquilamente mirando una película. El sueño me ganaba, era demasiado tarde y la cerveza hizo que me diera sueño y sin darme cuenta termine dormida en el sillón apoyando mi cabeza en el respaldo
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Déjame pintarte. [En Proceso]
Romantiksentadas en el techo de la casa viendo las estrellas en una hermosa noche, su pelo naranja brillaba por las luces al rededor; mire su rostro un largo rato incluso cuando sus ojos cafés se encontraron con los míos, ella tenia sus mejillas coloradas d...