Querida muerte, estoy listo

22 0 2
                                    

Es inefable la manera en la que la muerte parece seducirme, balanceando sus caderas en la forma de un camión yendo más rápido de lo normal, guiñando su ojo pícaro cuando el veneno parece ser lo único que podría saciar mi sed, pero cruelmente enredándome en sus brazos cálidos y abriendo sus fauces para tragarme cada vez que al llegar a casa lo único que hay es una cama desarreglada y la picazón en mis ojos que seguirá molestándome infinitamente, porque las lágrimas no se atreverán a salir a darme un poco de consuelo en este sentimiento que parece no tener justificación alguna. Hablar es difícil, no hacerlo duele, pero la verdad nunca podría estar seguro de qué decir. Tal vez lo único que de verdad anhelo es poder ser bienvenido en lugar de siempre estar atascado en la despedida, o simplemente huir corriendo a cualquier parte sin que mis piernas se cansen hasta finalmente llegar ahí, y entonces, descansar un poco con mi cabeza recostada en unos lindos y suaves muslos mientras alguien acaricia cariñosamente mi pelo.

Sin embargo, es tan hermosa la forma en la que me coquetea, mirándome a los ojos, señalándome con su dedo y pidiéndome que me acerque a ella, diciéndome que no lo piense tanto, que esta es la bienvenida que tanto he anhelado, que lo que me espera mas allá no es un interminable e infinito vacío, aún más profundo que en el que parezco estar sumergido cada vez que mis ojos se cierran o luchan para seguir abiertos. No hay esperanza ni belleza en la desesperación, no hay nada romántico en la tristeza, tampoco existe algo bonito en querer desaparecer solo porque pareces estar apagado en una vida tan bonita que brilla con luz propia, sobretodo cuando lo que más odio es ser un desagradecido, y sí que tengo mucho qué agradecer.

No hay nada más triste que saber que mis palabras están vacías, que no hay nada de sustancia en estos pensamientos que parecen estar destinados a acompañarme y atormentarme en cada maldito momento del día, que no son más que ideas vagas que solo podría llegar a decir cómo si fuera una broma, cuando ciertamente no estoy jugando. También es triste estar parado esperando poder tener una razón para poder hablar, para decir que me siento triste, que se siente tan solo aquí, deseando que todo se desmorone pronto para por fin tener una excusa válida. No es que necesite una excusa para dársela a nadie, simplemente deseo algo que me diga que no estoy hundido aquí simplemente porque soy débil, que aún no he pasado lo suficiente como para sentirme de esta forma. Aunque quizás es porque soy débil que necesito una maldita excusa.

Mientras tanto puedo seguir resistiendo su coqueteo, frenándome de caminar detrás de sus lindas caderas, conteniendo la necesidad de verla de frente y abrazarla, pero esperando con una penosa calma el momento en el que pueda verla a los ojos y decirle sin dudarlo una sola vez más: "querida muerte, estoy listo". Pero con esta suerte que parece estar maldita, seguramente cuando ese momento llegue lo único que pueda recibir de ella sea una despedida.

En mi nombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora