O podemos mentir para no sonar desesperados

34 1 0
                                    

Podríamos ahogarnos con nuestras palabras, como si fueran el vomito atorado en tu garganta que no quieres dejar salir porque sabes del horrible sabor que deja, pero también sabes que el dolor y las náuseas que te producen contenerlo podrían ser peor que un simple mal sabor de boca que no duraría más que un instante, un instante que si dejas que pase a través de tu piel, se quedará en ti como la putrefacción de una herida mal curada, hasta que, como último recurso, tengas que cortar el miembro para que la infección no se extienda a través de todo tu ser, o simplemente dejar que lo haga y morir, solo morir. De cualquier forma, podríamos ahogarnos con nuestras palabras o expulsarlas como vomito, yo, personalmente, preferiría decirlas tranquilamente, porque siento que no hay ninguna necesidad real de navegar a través de toda la ansiedad e incertidumbre que produce el silencio. Quizás por eso escribo, porque estar callado puede que no sea lo mío o simplemente porque me pone muy ansioso saber que, una vez más, solo me quedé viendo sin decir o hacer nada, como un estúpido espectador.

Podrías solo mentir para sentirnos más cómodos, para no sonar desesperados, así yo mantendría oculto cada uno de los secretos que mi alma aqueja, que busca derramar como el agua sucia de un balde, todos esos secretos y pensamientos que parecen ni siquiera pertenecerme, porque están dedicados a tantas cosas diferentes, tantas que no me incluyen a mi, que ya ni siquiera estoy seguro de que mi vida gire alrededor de mi mismo o de que pueda en algún maldito momento ser el personaje principal de esta mierda, sería lindo que al menos si soy el narrador, pudiera tener algo de poder sobre el flujo de esta historia, pero al parecer solo tengo que seguir parado viendo, viéndome a mi mismo y a todo lo que me rodea, contando en mi cabeza cómo todo pasa y cómo todo termina, siendo un espectador triste de algo que a pesar que supuestamente es mío, tampoco hace que sea más interesante.

Por eso, te pido que mientas, que me mires a los ojos y patéticamente me des lo que quiero, que no te centres por un momento en la putrefacción de mi alma y mi carácter o en mis vibras manchadas de barro. Dime que lo recuerdas. Dime que recuerdas el momento en el que parecía estar brillando con luz propia y que podría sonreír lo suficiente para vivir dos vidas enteras de forma plena. Dime que no sientes el malogrado sabor de la decepción bailando en tus papilas cada vez que al verme desvías la mirada. Dime que aún vale la pena seguir adelante incluso cuando ya no hay nada qué perseguir, incluso cuando ya no existe nada que pueda decir sin dudar que deseo. Dime que soy bienvenido, hazlo aunque sea una mentira, podemos mentir para no sonar desesperados, por eso puedes saber que ahora no miento, pero tú miénteme, yo fingiré que mis oídos estaban sucios y que no escuché bien, así puedo pretender que no ha pasado nada, que quizás, sólo quizás, puedo volver de nuevo a ser esa persona. O dejar que la infección se propague, hasta que finalmente muera, solo muera.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Jun 15, 2022 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

En mi nombreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora