Piwkenyeyu

Su partida

ENERO 23, 2019

Después de un largo día de clases, regreso a casa lista para descansar un poco de los exámenes que presenté en el colegio. Los días se han sentido tristes y vacíos desde que papá no está en casa, siento que me falta algo cuando él no está cerca de mí. Las ultimas noticias que he recibido han sido bastante buenas, al parecer su salud ha mejorado, aunque sigue estando grave los doctores siguen teniendo ilusión de que salga con vida, de poder salvarlo.
Como un sentimiento fuera de nosotros, en momentos como estos, la vida misma te obliga a tener esperanza, a sacarla de dónde sea.
Me dirijo a la puerta principal de casa, en donde raramente mi hermana acompañada de mi madre, me esperan.
- ¿Cómo te ha ido? – Pregunta mi madre.
– Bien, hoy tuve un examen de Lectura y Redacción, siento que estuvo bien, no se me dificultó- respondo con entusiasmo.
-Qué bueno querida, me da gusto- Agrega con un tono de voz a mi parecer raro. A un lado de ella, recargada de la pared se encuentra mi hermana, recibo miradas cuestionables de ellas, miradas que no puedo describir.
– Por qué me miran así, qué tienen– Pregunto entre risitas burlonas, misma pregunta que no contestan y sus miradas siguen estando en mí, un poco incomoda suelto –Ya enserio, qué hice, qué tienen– Noto la incomodidad de mi madre y el semblante de mi hermana cambia.
– Tu padre ya no aguantó- La oigo decir e inmediatamente siento como las fuerzas abandonan mis piernas, el dolor en el pecho es algo insoportable y ese nudo en la garganta hace imposible que pueda respirar con naturalidad. Los brazos de mi madre y mi hermana me rodean en un intento poco efectivo de mantenerme de pie. Ahora invadida de tristeza y de rodillas en el suelo, entre gritos ahogados trato de asimilar las cosas.
-Todo está bien, todo estará bien – Oigo a mi madre decir.
-No, no puede, él no me pudo haber abandonado – Suelto entre lamentos -El me ama, nunca me haría esto, no a mí.