¡Vuelve a iluminar con tu canto
mi abigarrado sentimiento!
Que en mis noches más oscuras
estoy necesitando de tu albor.
Sostenme en tus brazos,
como en mis recuerdos,
que en este mar helado
estoy necesitando de tu cálida protección.
¡Ven a buscarme, como cuando escapamos a nuestra tierra!
Como cuando me hiciste volar sobre el horizonte,
sobre el más intenso crepúsculo,
y sobre el gran mar azul.
Me encuentro leyendo tu carta,
porque no quiero que algo muera en mí.
La poesía en tus detalles abunda
sobre la profusa tinta carmesí.
Y te leo cada día, para mantenerte vivo en mi vida,
es la única forma de tumbarme a tu lado
sin tener que recorrer aquel camino,
para llenar de regocijo el alma mía.
-(22/8/2012)